Archivo diario: 7 noviembre, 2012

España es «el país de los analizados cuyo sistema de protección social presenta menor eficacia para reducir la pobreza»

El número de hogares españoles con todos sus miembros en paro que sobreviven gracias a la pensión de un jubilado se ha triplicado desde 2008 y asciende ya a 300.000, según evidencia un estudio editado por Obra Social ‘la Caixa’, que compara cuatro modelos europeos de bienestar social, entre los que figura el español.

El trabajo, titulado ‘Crisis y fractura social en Europa. Causas y efectos en España’, lo han coordinado Miguel Laparra y Begoña Pérez, profesores titulares de Política Social de la Universidad Pública de Navarra.

Según explicó el primero de ellos este miércoles en Madrid, el objetivo del estudio es analizar el impacto que está teniendo la crisis económica en Dinamarca, Reino Unido, Francia y España, países representativos, a su vez, del modelo de bienestar escandinavo, anglosajón, continental y mediterráneo.

A juicio del profesor Laparra, la principal conclusión del trabajo es que «hay otras formas de abordar la crisis» distintas a las seguidas por España, donde los grandes perjudicados por la situación están siendo, sobre todo, jóvenes e inmigrantes y donde el sistema de protección social ha demostrado quedarse corto, al tiempo que el apoyo familiar empieza a «saturarse».

Así, indicó, el 52,8% de jóvenes de entre 18 y 34 años conviven con sus padres, frente al 17,7% de la misma población en Dinamarca, al 34% en Francia y al 39% en Reino Unido.

FAMILIAS SOBREPASADAS

Pese a estas cifras, la otra coordinadora del informe señaló que empieza a verse cómo las familias están «sobrepasadas» y no pueden ayudar tanto como les gustaría a sus hijos, que en el caso de los jóvenes se emancipan más, ya que el porcentaje de los que se quedan en el hogar paterno ha descendido en 3,4 puntos.

Y es que, prosiguió Pérez, hay cada vez más hogares con todos sus miembros en paro y también más familias monoparentales, donde el apoyo al otro se hace difícil.

Otro aspecto que evidencia el manual es el del superior aumento de la pobreza en España. En concreto, señala que este país ha experimentado el crecimiento más importante de la pobreza severa entre los modelos analizados (un punto porcentual) y que ha alcanzado el 5,2%, el doble que en el resto. Desde 2007, el número de personas en riesgo de pobreza se ha incrementado en 1,4 millones.

Un indicador que ha aumentado también en estos años ha sido el de la desigualdad entre los que más y menos ingresos poseen. Así, el 10% más rico tiene ahora cinco veces más ingresos que el 10% más pobre. España es, en este sentido, el país de los evaluados que menos ha reducido estas desigualdades.

INSUFICIENTE PROTECCIÓN SOCIAL

Al contrario de lo que ocurre en el resto de países analizados, prosiguieron los coordinadores del manual, el sistema español de bienestar está demostrando ser insuficiente, al dejar fuera de él a los más necesitados.

En este grupo de más necesitados, los autores citan a las personas sin recursos que no han cotizado nunca y, en ocasiones, a las familias que tienen a todos sus miembros en paro (un 7,6%), que representan prácticamente el doble que en el resto de modelos estudiados.

En los países con modelos de Estado del bienestar amplios, como Francia, los dispositivos de protección social han funcionado como estabilizadores automáticos, aumentando tres puntos la proporción de hogares con alguna prestación y reduciendo así notablemente el impacto social de la crisis y la disminución del empleo, indica el estudio.

Sin embargo, continúa, en España, aunque ha aumentado en un 1,8% el número de hogares que perciben alguna prestación (en 2007 era del 54,1% y en 2010 del 55,9%), este incremento se ha mostrado «insuficiente» para afrontar las nuevas necesidades y es así «el país de los analizados cuyo sistema de protección social presenta menor eficacia para reducir la pobreza».

Solo un 51,7% de la población española que se encontraría bajo el umbral de la pobreza evita esa situación gracias a las transferencias sociales, entre 10 y casi 20 puntos menos que los demás países (frente al 70% en Francia y al 66% en Dinamarca).

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España pide en Bruselas mejorar prevención de enfermedades crónicas ligadas al envejecimiento

   La secretaria general de Sanidad y Consumo, Pilar Farjas, ha defendido este martes en Bruselas la necesidad de mejorar la prevención de las enfermedades crónicas ligadas al envejecimiento de la población con el objetivo de garantizar la viabilidad de los sistemas de salud públicos en la Unión Europea teniendo en cuenta que la población mayor de 65 años en Europa se duplicará en los próximos 50 años.

«Las enfermedades crónicas ligadas al envejecimiento representan un desafío crítico para nuestros sistemas de salud. Están condicionando la organización de nuestros servicios sociales y de salud. Necesitamos mejorar la prevención y adaptarla a la creciente prevalencia de estas condiciones», ha defendido Farjas durante la primera conferencia de los miembros del Partenariado Europeo para la Innovación en Envejecimiento Activo y Saludable organizada en la Comisión Europea bajo el título ‘Logrando resultados para Europa’.

A la conferencia asisten numerosos representantes de las instituciones comunitarias, de los Gobiernos nacionales y regionales de los Veintisiete, industria y asociaciones de médicos y pacientes, además de académicos que discutirán a lo largo del día las acciones y estrategias que están promoviendo para responder al desafíos del envejecimiento poblacional para los sistemas de salud públicos.

Farjas ha reconocido que España tiene «una alta proporción de población envejecida de alrededor del 17%» y ha anticipado que el porcentaje de población con más de 80 años, que actualmente se sitúa en el 4,1% de la población, «aumentará en los próximos años».

«Las consecuencias de esto es un aumento progresivo en la morbilidad asociada a procesos crónicos y degenerativos, que muy frecuentemente reducen la capacidad del paciente y les hace dependientes», ha advertido.

La secretaria general ha explicado además que el grupo de pacientes con multimorbilidad, comorbilidad o complexión especial «normalmente» pertenecen al grupo de personas mayores y con limitación funcional. «Estos pacientes representan alrededor del 20% en España. Generan un aumento de la demanda para atención en servicios sanitarios y utilizan el 80% de los recursos del sistema de salud», ha explicado.

Por otra parte, ha puesto en valor la estrategia lanzada por el Ministerio de Sanidad español para abordar la cronicidad en estrecha colaboración con las comunidades autónomas «para poder responder a estos desafíos» y que «propone objetivos y recomendaciones para orientar mejor la organización de los servicios de salud hacia la prevención de las condiciones crónicas y las limitaciones de actividad».

INVESTIGACIÓN E INNOVACIÓN, CLAVES

La iniciativa está centrada en promover «la investigación para establecer estrategias más eficaces y explorar los mecanismos que influyen tanto en la condición crónica de la salud como la limitación de la actividad» y en la «innovación», entendida como «un proceso de mejora continua que responde a las necesidades de los usuarios, profesionales, pacientes y ciudadanos». «Y al mismo tiempo promueve la competitividad en el sector de la salud y de otros sectores también», ha explicado.

«Los desafíos a los que nos enfrentamos son mantener a nuestra población saludable y activa todo el tiempo que sea posible y ayudarles a contribuir al desarrollo y bienestar de la comunidad en la que viven», ha añadido.

España apuesta por ello como «una de las líneas de trabajo» promover la salud «a lo largo del ciclo de vida». «Esto significa comenzar con los niños en casa y en las escuelas y seguir a lo largo de toda la vida, teniendo en cuenta el grupo de edades», afirma Farjas.

Asimismo, apuesta por diferenciar entre el envejecimiento «satisfactorio» y «patológico» porque entiende que los ancianos «con miedo» son «vulnerables» y «fácilmente» perderán capacidades y sufrirán «episodios de salud adversos». «También trabajamos para alentar a nuestra población a escoger la mejor opción para la buena gestión de su propia salud», uno de los objetivos principales de la Red de Escuelas de Salud a través del conocimiento mejorado en salud para «mejorar el cuidado propio».

El Partenariado Europeo para la Innovación en Envejecimiento Activo y Saludable fue lanzado por la UE con el objetivo de ampliar en dos años la media de vida de las personas a la altura de 2020, promover la participación activa y saludable de los mayores, mejorar la sostenibilidad y eficacia de los sistemas de salud y sociales de los Estados miembros y aumentar la competitividad del mercado para lograr productos y servicios innovadores que contribuyan a paliar el desafío del envejecimiento poblacional.

Farjas ha asegurado que muchas de las acciones que se promueven a través del Partenariado Europeo son «claramente convergentes» con la estrategia del Gobierno para abordar la cronicidad y ha recordado la participación activa de España en el partenariado porque ve en él «un marco estratégico para desarrollar e implementar soluciones innovadoras».

La secretaria general de Sanidad y Consumo ha apostado por que el Partenariado Europeo contribuya a coordinar esfuerzos entre todas las partes, al intercambio de mejores prácticas y a acelerar el proceso de innovación y a contribuir al crecimiento y la expansión de la industria europea.

COLABORACIÓN NECESARIA

«La colaboración entre las administraciones públicas, locales, nacionales e internacionales y con el sector privado en áreas como el urbanismo, transporte, servicios sociales, la educación y otros deben ser considerados», ha explicado.

La vicepresidenta de la Comisión Europea y responsable de Agenda Digital, Neelie Kroes, ha defendido por su parte la necesidad de invertir en sistemas de salud más eficientes a pesar de la crisis económica y ha insistido en que el envejecimiento poblacional también representa «oportunidades» de mercado. «Hay que aprovecharse de las tecnologías y la digitalización», ha reclamado.

Kroes ha defendido que el objetivo del Partenariado no es otro que lograr dos años más de vida «saludable» para las personas, sistemas de salud «más asequibles» y «más negocio» y ha insistido en que los ciudadanos quieren que los políticos «garanticen su bienestar», por lo que ha instado a Gobiernos e industria a lograr «resultados tangibles» para contribuir a «un cambio paradigmático» de modelo a través de «innovaciones inteligentes». «Lo haremos mejor si aprendemos el uno del otro y lo haremos mejor si trabajamos juntos, creamos economías de escala y masa crítica», ha explicado.

Kroes ha asegurado que si los Estados miembros hacen la transformación necesaria de sus sistemas de salud público el ahorro que pueden lograr «será más que cualquier financiación europea» disponible y ha insistido en la necesidad de invertir en soluciones innovadoras. «Ningún Gobierno se puede permitir no hacerlo», ha recalcado.

La ministra de Estado de Sanidad irlandesa, Kathleen Lynch, cuyo país asumirá la Presidencia de turno de la UE el próximo mes de julio ha prometido que trabajará de forma muy activa en estas cuestiones y ha reclamado no ver sólo el envejecimiento como «dependencia» «Hay oportunidades enormes si trabajamos juntos y tenemos cuidado con la planificación», ha recalcado.

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El proyecto de vida en las personas con Alzheimer, por Teresa Martínez

Este es el nudo que propongo para este mes de noviembre.  Las personas con demencia ¿tienen proyecto de vida?, ¿dejan de tenerlo cuando la enfermedad avanza? Son preguntas importantes. Porque su respuesta tiene repercusión en la forma de entender la atención y el cuidado.

El proyecto de vida es la forma que las personas tenemos de plantearnos nuestra existencia. Son nuestras metas y deseos en relación a distintos ámbitos de desarrollo personal y social: el trabajo, la  familia, la amistad, los afectos, la cultura, el arte, nuestras aficiones o el modo de vivir nuestro día a día.

La enfermedad Alzheimer provoca el deterioro progresivo de las facultades mentales. La persona se ve inmersa en un proceso, hoy por hoy irremediable, de pérdida de su capacidad para controlar su propia vida.

Este enunciado, sin mayores matizaciones, puede inducir a pensar  que las personas con demencia carecen de proyecto vital porque su capacidad de decidir está limitada. Conduce a intervenir renunciando a la autonomía. La principal característica del ser humano.

Las personas con demencia tienen pasado, presente y futuro. Siguen teniendo sus propios proyectos de vida. Pero necesitan apoyos y ayuda de los demás para llevarlos a cabo.

Hay dos cuestiones importantes relacionadas con la autonomía de las  personas con demencia. La primera es que la autonomía entendida como capacidad no es algo fijo y absoluto. Depende de cada situación, de su complejidad y del riesgo que cada decisión implica para la persona y para los otros. Según el  grado de deterioro la persona puede seguir decidiendo diferentes asuntos de su vida cotidiana. Un ejemplo: una persona con una demencia moderada no será capaz de tomar decisiones complejas (dónde vivir, cómo gestionar su patrimonio) pero seguramente podrá tomar muchas decisiones sencillas de su día a día (qué ropa ponerse, dónde salir de paseo, qué leer, si simplificamos estas elecciones).

La segunda es que la autonomía también se entiende como derecho. Una persona con un deterioro cognitivo muy severo (sin capacidad para apreciar y decidir sobre las situaciones más simples de la vida cotidiana) sigue teniendo derecho a que se respete su modo de vida, sus preferencias y sus valores. Los demás somos los responsables del respeto y continuidad de su proyecto vital.

Para apoyar la autonomía de las personas con demencia, los modelos de atención centrados en la persona nos proponen estrategias  muy valiosas. La primera: basar la atención en las biografías personales. Conociendo sus metas, su modo de vida, sus valores. La segunda: la observación de sus preferencias en el día a día. Porque incluso las personas con grave afectación expresan malestar y bienestar. Las llamadas “alteraciones de conducta” suelen ser formas de comunicar el malestar que ciertas situaciones provocan. La observación de estas respuestas y su interpretación es fundamental. La tercera: el ejercicio indirecto de la autodeterminación. Es decir, que cuando la persona no sea capaz, quienes la cuidan la representen en la toma de decisiones cotidianas, partiendo de su modo de  vida y sus valores.

Estas son algunas de las propuestas de la atención centrada en la persona con demencia, término acuñado hace varias décadas por Kitwood (se recomiendan los trabajos de los grupos de Bradford, Stirling o de  la Fundación Médéric Alzheimer). Un modelo de atención para humanizar la relación profesional y mejorar la calidad de vida.

La atención a las personas con demencia va más allá de la atención médica, de la estimulación cognitiva o del diseño de ambientes seguros. Nos invoca a avanzar en estrategias que permitan respetar la identidad y la autonomía (como capacidad y como derecho)  de las personas.

Un tema no exento de dudas y dificultes. Por eso animo a los participantes en esta página Web del centro de día de Lada a hacernos algunas preguntas. Entre todos, personas usuarias, familias y profesionales podemos intercambiar algunas  ideas y experiencias.

  • ¿Los proyectos de vida de las personas están suficientemente presentes en los planes de atención en el centro? ¿Y en la atención y la vida  en casa?
  • ¿Cómo saber en qué situaciones la persona todavía puede decidir?
  • ¿Cómo observar e interpretar sus preferencias? ¿Lo que le causa malestar? ¿Lo que le hace sentir bien?
  • ¿Cómo compaginar el proyecto de vida de la persona y el de su familiar que permanece  a su cuidado?
  • ¿Cuáles son las decisiones más difíciles que hemos de tomar cuando representamos a la persona? ¿Cómo hacerlo bien?

¡Entre todos podemos deshacer este nudo!

Un saludo, un abrazo  y ¡mucho ánimo con este proyecto!

Fuente: Centro de Día de Lada de Alzheimer y otras demencias

Teresa Martínez Rodríguez (Psicóloga experta en gerontología social)