Archivo diario: 30 septiembre, 2014

Permanecer en el domicilio cuando nos convertimos en dependientes, tenemos que elegir cuidador

SAD, servicio atención domicilioPor independientes que sean y aunque nunca lo hayan imaginado, llega un momento en la vida de muchas personas mayores en que necesitan ayuda de otros para tareas cotidianas o para ocuparse de su salud. Llega el momento en que se valoran las diferentes opciones existentes, el ingreso en una residencia o seguir viviendo en su propio domicilio. Si la opción es permanecer en el domicilio, necesitarán un servicio de ayuda a domicilio (SAD). Elegir el cuidador adecuado no es fácil; de él depende su bienestar.

¿Cómo saber cuándo una persona mayor precisa un cuidador? “El indicador básico es su autonomía para las actividades básicas de la vida diaria: el aseo y el baño, deambular, elaborar la comida, comer solo… Cuando fallan estas capacidades, la persona necesita que alguien le supla”, indica el presidente de la SEGG.

¿Qué perfil de persona hay que buscar? ¿Un enfermero? Médicos y especialistas en personas dependientes coinciden en que hace falta buscar personas cualificadas, que sepan cómo cuidar a una persona y cómo tratar a los mayores, que tengan cierta formación en cuestiones prácticas a la hora de moverlas, de alimentarlas o de proponer actividades y que se informen bien de los cuidados o limitaciones que implican las enfermedades que tenga, sin que eso signifique que hayan de ser enfermeros. “En realidad la mayoría de mayores necesita alguien que cuide de sus rutinas diarias porque su salud ya está atendida por el sistema sanitario que cuando hace falta envía servicios de enfermería a domicilio para curas y seguimiento de tratamientos, etcétera”, indica Josep Serrano. El doctor López apunta que la elección de un enfermero o enfermera como cuidador puede ser conveniente si la persona tiene que tomar insulina u otros productos que no se administran por vía oral o necesita curas frecuentes. Y agrega que en caso de demencias o problemas mentales es importante que el cuidador tenga formación al respecto para saber manejar las situaciones y que cualquier alteración de conducta no desencadene un caos doméstico.

¿Dónde buscar? “Lo importante es dirigirse a alguien que inspire confianza, con quien se pueda hablar con libertad, a través de familiares o conocidos que hayan vivido la misma situación, del centro de asistencia primaria o de organizaciones de voluntarios que cuidan a mayores”, apunta Joana Lara. El presidente de la SEGG explica que no hay un circuito establecido para encontrar cuidadores y, como la necesidad surge muy a menudo de forma inesperada e imperiosa, cada uno busca sus propias vías. No obstante, apunta que pueden buscarse referencias, además de por el boca a boca de conocidos, en instituciones que trabajan con mayores, como residencias. El gerente de la Fundació per a l’Atenció a Persones Dependents, por su parte, recomienda acudir a empresas acreditadas por la administración autonómica para ofrecer asistencia domiciliaria “porque cuentan con profesional cualificado y con la titulación exigida, cumplen todos los compromisos laborales y garantizan la cobertura de incidencias, sustituciones, servicios complementarios, etcétera”.

¿Cómo elegir? José A. López asegura que el primer paso “y principal” es contar con la persona mayor para que el cuidador no se convierta en alguien impuesto. Admite que no es fácil porque muchas personas se niegan a recibir ayuda externa ya que el mero hecho de tener un extraño en casa suscita recelo y perciben que se va a violar su intimidad si otro se encarga de bañarlos, vestirlos u organizar sus enseres. Su consejo es hacer una labor de convicción hasta pactar la incorporación del cuidador, que puede abrirse camino poco a poco, empezando por echar una mano de forma puntual, en tareas concretas. También la doctora Lara defiende que “en la medida en que la persona mayor tenga criterio, hay que buscar y elegir a su cuidador con ella porque hay cuidadores muy capaces de estar a gusto con el anciano y de lograr que en poco tiempo éste lo acepte como de la familia”. Opina que a menudo la relación es más fácil si el cuidador es una persona de mediana edad que tiene experiencia en el trato con mayores y tolera mejor el saber que sus cuidados no van a dar como resultado una curación, sino que persiguen evitar un deterioro rápido.

¿Qué cualidades debe reunir? Más allá de su titulación, experiencia o referencias, la clave para un buen cuidador está en su carácter. “Es imprescindible que haya buen feeling entre cuidador y cuidado”, remarca López. Por eso, como bien resumía Lola, al final hay que buscar personas amables, de carácter afable, alegre, respetuosas, con paciencia y mano izquierda. El presidente de la SEGG asegura que todo eso es clave pero no suficiente. “Han de ser personas que hablen bien el idioma de quien van a cuidar para que los cauces de comunicación sean adecuados; con un nivel de responsabilidad alto porque han de estar pendientes de los horarios, de las revisiones médicas, de la medicación y de las necesidades de alguien que tiene limitadas sus capacidades para autocuidarse y una salud débil; y con unas mínimas nociones y formación, porque para cuidar no bastan las buenas intenciones, hay que saber cómo dar de comer si se tienen problemas para tragar, cómo cambiar
de postura a quien no puede moverse, cómo faci­litar el baño…”, resume López.

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