Archivo diario: 29 agosto, 2016

El envejecimiento de la población obliga a reorientar la atención sanitaria a domicilio

SADLa Conselleria estudia un documento de los médicos de familia que piden cambios en los servicios desde primaria ante la alta prevalencia de patologías crónicas y la falta de recursos.

Los médicos de familia han remitido a la Conselleria de Sanidad un documento para reorientar y realizar cambios en la atención a domicilio que actualmente se presta a los pacientes crónicos y paliativos ante el aumento de la demanda y frente a unos recursos limitados. El envejecimiento de la población y la alta prevalencia de estas patologías urgen a planificar medidas de mejoras.

«La falta de recursos se ha ido paliando con la hospitalaria, pero ésta no puede abarcar a toda la población y dependiendo de los departamentos de salud tampoco todos los pacientes tiene el mismo acceso, hay enfermos que viven lejos y deben trasladarse; por eso es importante que en el día a día esta atención se apoye en la primaria que es la más cercana al domicilio», explica el vicepresidente 1º de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria (Svmfyc), el doctor Javier Sorribes.

Actualmente, el 19,5% de la población alicantina supera los 65 años (tres puntos porcentuales más que en 2008) y el crecimiento vegetativo empieza a ser ya negativo (diferencia entre defunciones y nacimientos). Un informe del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas publicado el pasado mes de julio mostraba que Alicante es la provincia del país que ha experimentado un mayor envejecimiento en la última década.

Ante unas previsiones que muestran un galopante cambio demográfico, los facultativos consideran necesario trabajar en una reorientación de los servicios sanitarios para conseguir que «la atención a las personas con un alto grado de sufrimiento físico, emocional y espiritual sea óptima».

Calendario de visitas

El documento diseña un circuito para asistir a una población que por su situación funcional no siempre puede acudir a las consultas y, en ocasiones, tal y como señalan, se convierten en «invisibles». Uno de los objetivos es que en todos los departamentos de salud se preste la misma atención y que no dependa de los recursos. Las unidades de hospitalización a domicilio podrían actuar como soportes y «la intervención de las mismas vendrá determinada por criterios de complejidad que deberán ser consensuados», añaden. Se evitarían ingresos y derivaciones a urgencias.

Los médicos de familia proponen a Sanidad utilizar instrumentos específicos para identificar y registrar a las personas con enfermedad crónica avanzada y a los que necesitan una atención paliativa, realizando una valoración de sus problemas físicos, emocionales y socio-familiares, para hacer una planificación anticipada de decisiones. Cada paciente tendría un calendario programado de visitas (médicos, enfermeras y trabajadores sociales) y lo equipos de atención primaria se reorganizarían para disponer de tiempos específicos a esta tarea.

Según el documento, deben articularse sistemas de colaboración con los servicios de fisioterapia y las unidades de salud mental para el manejo de enfermos que precisen de rehabilitación domiciliaria y tratamiento psicológico/afectivo. También se darían instrucciones y orientaciones en el cuidado e higiene personal a los pacientes y cuidadores. Respecto a otros recursos, los centros de salud contaría con material y fármacos como dispensación de oxigenoterapia y aerosoles.

«El paciente, cuando está encamado, al que quiere ver es a su médico de familia que siempre le ha atendido y con quien ya tiene una relación», explica el doctor Sogorbe en referencia a la necesidad de potenciar los equipos. «Una atención paliativa no siempre significa un pronóstico corto, aunque no tenga curación», añade.

Otra historia clínica

La historia clínica electrónica también debe cambiar ya que está pensada y diseñada para asistir en el centro de salud. Plantean que se incluyan los datos de localización y teléfonos del enfermo y de su cuidador principal, con un sistema de citación con programación automatizada, que incluya una hoja de seguimiento y los tratamientos que se aplican al enfermo y pudiendo acceder a la documentación desde un sistema portátil, caso de una tablet.

Impartir una formación a los trabajadores es otra de las reclamaciones, así como garantizar la asistencia a los usuarios las 24 horas los siete días de la semana. Para ello, se plantea incorporar a profesionales de urgencias formados, siempre trabajando en coordinación con todos los recursos socio-sanitarios (como atención hospitalaria a domicilio y hospitales de media larga estancia) para dar una cobertura multidisciplinar. A juicio de la Svmfyc, las medidas son «realistas y fácilmente implantables».

Preguntado a la Conselleria de Sanidad sobre la propuesta y si tiene planificado revisar la atención domiciliaria en la Comunitat, fuentes del departamento respondieron que el documento se recibió el 1 de julio y que se está estudiando.

Fuente: La Verdad

«La Comunidad me ha quitado los 214 euros de la Ley de Dependencia por rechazar una residencia»

Rechaza residenciaJuana mira embelesada el reloj verde de su muñeca mientras juguetea con un móvil de plástico sin prestar demasiada atención. Tiene el tamaño de un niño y el comportamiento de un bebé, pero ya ha cumplido los 61 años. Al nacer le faltó oxígeno en el cerebro y la polio hizo que frenara su crecimiento recién cumplidos los seis años. Es su hermano José Fuentes, de 45, quien se hace cargo de ella las 24 horas del día desde 2010, cuando sus padres murieron. «Estoy atado totalmente, tengo que estar siempre con ella porque no habla ni puede moverse. Me necesita para todo», cuenta desde su vivienda adaptada en San Fernando de Henares. La situación de su hermana es límite, vive postrada en una cama, roza los 30 kg de peso y desde hace tres meses ha perdido la ayuda de 214 euros que recibía por la Ley de Dependencia.

Con un 95% de discapacidad y una edad tan avanzada, Juana ya necesita cuidados paliativos. Por ello, hace un año José solicitó plaza para su hermana en una residencia y, ocho meses después, la Comunidad de Madrid le ofreció una vacante en un centro de Valdemoro, a 40 kilómetros de su hogar. Tras rechazar la plaza por la distancia, recibió una carta en la que le comunicaban que habían salido de la lista de espera y, además, perdían el derecho a la ayuda económica de 214 euros que cobraba de la Ley de Dependencia. «Me pedían 1.400 euros, toda la pensión de mi hermana, por estar en la residencia, y encima estaba a 40 kilómetros de aquí. Tuve que renunciar porque no tengo coche. ¿Cómo voy a ir a visitarla?», explica José. Para él, es «injusto» que «personas que aportan 600 euros tengan el destino que quieren» mientras que su hermana pagaría «el doble y no tiene derecho a elegir».

Lo primero que le vino a la mente al recibir la misiva fue que todo debía ser una equivocación. «Pensé que debía haber un malentendido. Fui a hablar con Servicios Sociales y la funcionaria me dijo que era así. Le comenté que me parecía un abuso que encima me quitasen esa ayuda y me contestó con cuatro palabras que jamás olvidaré: ‘Esa es su opinión’», relata. Mientras habla, no pierde de vista ni un momento a su hermana, que sigue jugando en su cama adaptada. Junto a ella hay una pila de pañales cuyo coste, por suerte, cubre la Seguridad Social.

La única ayuda que todavía mantiene de la Ley de Dependencia es la asistencia sanitaria a domicilio. Una mujer acude durante 50 minutos al día para asear a Juana, pero incluso durante ese tiempo tiene que estar José presente. «Mi hermana necesita a dos personas a su lado. Una es muy apurado. Cuando estoy solo y la tengo que coger es un peso muerto, y hay que darle de comer y estar siempre pendiente de ella. Es como un bebé anciano. Por eso pedí la plaza», insiste.

Desde Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid, reconocen que Juana ya no dispone de la ayuda de 214 euros porque, según ellos, la prestación económica y la ayuda a domicilio «son incompatibles actualmente», por lo que «no se le pueden volver a dar conjuntamente». En ese sentido, señalan que, aunque no lo ponga en ningún punto de la carta recibida, tras rechazar una plaza los usuarios pueden volver a incluirse en la lista de acceso a residencia siempre que soliciten su readmisión.

Por el momento, Juana sigue en cama, pero fuentes de Servicios Sociales aseguran que está de nuevo en lista de espera y que «es previsible» que se les vuelva a contactar pronto para asignarle una nueva plaza. José, mientras tanto, sigue haciéndose cargo de todo con la esperanza de poder recuperar pronto una independencia a la que renunció para hacerse cargo de ella, ya que fue el único familiar que accedió. «Si estuviese en un centro yo podría trabajar. Ahora mismo estoy atado». Insiste, además, en que su intención nunca ha sido desentenderse de ella, sino que reciba un trato especializado dada su situación sanitaria actual, que es «muy complicada».

Fuente: El Mundo