Archivo diario: 20 septiembre, 2016

La arteterapia hace maravillas en los adultos mayores

arteterapiaLa posibilidad de ser creativos, de establecer vínculos intergeneracionales, de expresarse en otro lenguaje, de interesarse en algo y de conectarse con lo espiritual, son algunas de las ventajas que puede aportar el arte a la vida de las personas mayores.

El gerontólogo Gene Cohen (murió en 2009), que trabajó en la Universidad de Washington, fue uno de los pioneros en estudiar los beneficios de la creatividad en la mente y el cuerpo de las personas mayores. Según afirmaba el especialista, la creatividad constituye un desafío para el cerebro y genera la formación de nuevas dendritas.

En este sentido, Diego Sarasola, director del Instituto de Neurociencias Alexander Luria, plantea: “Siempre se recomienda a las personas mayores realizar alguna actividad vinculada con el arte, ya que los beneficios son múltiples. La arteterapia implica estimular al cerebro en sus distintas modalidades: satisfacción, muchas veces una instancia de interacción y actividad social”.

ARTE E IMAGINACION

Distintos estudios demostraron que cuando los mayores se involucran en algún programa cultural experimentan una disminución de la depresión, corren menos riesgo de caerse y no necesitan acudir tanto al médico.

La socialización que implican las actividades favorecería un envejecimiento más saludable. Según afirman los especialistas, existiría una correlación entre la participación en este tipo de programas con la disminución de la presión arterial, de los niveles de estrés y con la liberación de endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad.

“Las actividades artísticas son recomendables en personas sanas, pero también en los casos de pacientes con Alzheimer. A veces con las adaptaciones correspondientes a las limitaciones que pudieran tener”, afirma Sarasola. Un estudio realizado en personas con esta enfermedad demostró que las clases de escultura lograron mejorarles el ánimo y disminuyeron la agitación.

El especialista señala que para elegir una actividad es importante buscar alguna que entusiasme y genere iniciativas en los adultos mayores. “Cada actividad tiene sus características propias. La música, además de la cuestión estética, implica mucha práctica cerebral en la lectura y decodificación de ese lenguaje”, dice el médico, y agrega que la danza también es “muy recomendable” porque supone actividad física, tareas de coordinación e interacción social.

“El arte, sin duda, es un magnífico vehículo de expresión. Desarrolla la imaginación, potencia la autoestima y además suele significar una oportunidad para encontrarse con otros, compartir y socializar, que siempre es bueno”, dice la gerontóloga Silvia Gascón.

La especialista diferencia distintas formas de acercarse al arte: “El arte puede ser visto como una actividad educativa. Se puede aprender de grande distintas disciplinas artísticas o terminar de desarrollar aquello que iniciamos siendo chicos o jóvenes. Pero también el arte puede ser visto como una terapia. Ayuda y mucho. También cuando se exponen las obras en galerías o museos. Por supuesto que el reconocimiento ayuda a cualquier edad y en la edad mayor, donde los reconocimientos no abundan, más aún”.

La Fundación Navarro Viola encara el programa “Arte en acción”, que busca vincular a los adultos mayores con distintas actividades relacionadas con el arte. El objetivo es que los mayores de 60 puedan aprender y compartir sus conocimientos y experiencias con otros pares e ir al encuentro de jóvenes y niños. Se busca resignificar el lugar de la persona mayor como sujeto pleno con posibilidades de adquirir, generar y brindar conocimientos.

Una de las propuestas del programa se realizó en conjunto con el Museo de Arte Contemporáneo Latinoamericano de La Plata (Macla) y el Museo Municipal de Arte de La Plata (Mumart) y supone un programa de voluntariado para incorporar a mayores de 60 como guías de arte en los museos. Se convocó a personas con disponibilidad horaria, habilidades para hablar en público y conocimientos generales sobre las artes.

“Creo que lo más importante es la oportunidad de ser creativos, de despertar la curiosidad de los adultos mayores y de construir vínculos intergeneracionales”, dice Inés Castro Almeyra, directora ejecutiva de la Fundación Navarro Viola.

Almeyra señala que los museos constituyen un terreno muy fértil para que las personas mayores aprovechen sus experiencias y sus saberes combinados con el arte.

“Al principio no fue fácil porque en muchos museos tenían miedo de que los adultos mayores tengan algún problema de salud o que las charlas se tornaran aburridas. Esos miedos suelen estar relacionados con experiencias personales, pero no reflejan la realidad de la mayoría de estos adultos. Las ideas arraigadas que vinculan a las personas mayores con la dependencia hace que se las excluya. Con este programa pudimos poner sobre la mesa algunos estereotipos”, señala.

“Las personas mayores generalmente tienen tiempo, compromiso y una permanencia bastante interesante. Sin embargo, no están acostumbrados a que se los convoque”, dice Almeyra.

“Noto más ganas en el adulto mayor que en los jóvenes. Los adultos no tienen tiempo para perder y les gusta investigar, son más curiosos. Y no sólo buscan un conocimiento, sino también algo que les llene el alma o un grupo para socializar”, dice por su parte Mariana Pace.

Fuente: EL DÍA

Descubierto un tratamiento que regenera la piel en úlceras y heridas

antoni-ribas-helena-escuin-ordinasUn tratamiento experimental aplicado como una crema facilita el crecimiento de nuevas células que regeneran la piel cuando ha sufrido daños. El tratamiento puede ser útil en el futuro para la curación de heridas, quemaduras e incisiones quirúrgicas, así como para úlceras en personas mayores y en personas diabéticas.

“Aún no está a punto para ofrecerlo a los pacientes, pero pensamos que será muy útil”, declara Helena Escuin-Ordinas, bióloga catalana de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y primera autora de la investigación. “Las úlceras cutáneas, por ejemplo, afectan a un gran número de personas y hoy día no se sabe cómo curarlas. Son una necesidad médica no cubierta”.

Por ahora el tratamiento se ha ensayado con éxito en ratones, un paso previo imprescindible para iniciar ensayos en personas. Según los resultados presentados en la revista Nature Communications, es eficaz y seguro para curar heridas: hace proliferar las células de la epidermis (los queratino­citos) lo suficiente para que las heridas se cierren, pero evita que proliferen en exceso y causen deformidades o tumores. “El crecimiento de la piel se autorregula”, explica Escuin-Ordinas.

El equipo de UCLA ha patentado el avance y se ha asociado a la empresa Lutris Pharma para acelerar el desarrollo del tratamiento.

El descubrimiento parte de una idea del oncólogo Antoni Ribas, especialista en melanoma y director del laboratorio donde trabaja Escuin-Ordinas. Ribas observó que algunos de sus pacientes tratados con el fármaco vemurafenib experimentaban como efecto secundario un engrosamiento transitorio de la piel. Llegó a la conclusión de que esto ocurría porque el vemurafenib activa una enzima llamada MAPK que favorece la proliferación celular. Y se le ocurrió que tal vez se podría aprovechar este efecto secundario para hacer crecer células de la piel en personas que tienen heridas. Si el fármaco se aplicaba como crema, razonó Ribas, sus efectos quedarían loca­lizados en la zona dañada de la piel.

“Me costó encontrar a un investigador que se hiciera cargo del proyecto”, recuerda Ribas. Las dos primeras personas a quienes se lo propuso le dijeron que no. Helena Escuin-Ordinas aceptó el reto.

“Se apartaba de todo lo que hacíamos en el laboratorio, que está enfocado a melanoma –recuerda la investigadora–. Pero pensé que, si funcionaba, era una gran idea. Así que me dije: ‘Vamos a probarlo in vitro, en un experimento con células. Si funciona, seguimos adelante. Si pasados unos meses no hay resultados, lo dejamos’”.

Funcionó. “Los resultados in vitro fueron espectaculares”, declara Escuin-Ordinas, que ha dedicado los últimos tres años al proyecto. Los experimentos con células confirmaron que el vemurafenib favorece la proliferación de las células de la piel y que lo hace activando la enzima MAPK, tal como había pensado Ribas. Y en los ensayos con animales se observó que, cuando se aplica una crema con vemurafenib sobre una herida, la lesión se cierra antes.

El tratamiento “restaura la función de barrera de la piel”, concluyen los investigadores en Nature Communications. La nueva piel crea sus propios vasos sanguíneos y no está inflamada. “Es piel sana y funcional”, destaca Escuin-Ordinas. Si estos resultados se confirman en personas, permitirán acelerar la recuperación y reducir el riesgo de infecciones en casos de heridas abiertas por accidentes o en pacientes que se someten a intervenciones quirúrgicas. Asimismo, el tratamiento probablemente será útil para curar lesiones cutáneas derivadas de la diabetes, señala Ribas.

A partir de ahora, el plan de trabajo prevé identificar, dentro de la familia de fármacos del vemurafenib, cuáles de ellos estimulan más la proliferación de las células de la piel. Una vez seleccionado el fármaco, se preparará en forma de crema y se solicitará autorización para iniciar ensayos en pacientes. Los primeros ensayos, informa Ribas, se centrarán en principio en acelerar la curación de incisiones quirúrgicas y en regenerar la piel de personas que han sufrido quemaduras graves.

La bióloga que soñaba con ir a trabajar a California

Cuando Helena Escuin-Ordinas se marchó a la Universidad de Saint Andrews en Escocia, pensaba que volvería al cabo de seis meses. Eso fue hace catorce años. Había hecho la carrera de Biología en la UAB y llegó a Escocia con una beca Erasmus. Al terminarla, le propusieron quedarse a hacer un máster. Al acabar el máster, le propusieron quedarse a hacer el doctorado. “Tuve muchos resultados negativos en los experimentos, pero soy muy tozuda. No me rindo cuando algo no me sale”. La tozudez, si se ejerce con respeto, puede interpretarse como persistencia. En un laboratorio se considera una virtud. Al acabar el doctorado, buscó una plaza en California porque, “desde que tenía 16 años, soñaba que un día sería científica y trabajaría allí”. Tuvo la suerte de que Antoni Ribas buscaba en aquel momento una persona para su equipo que coincidía exactamente con su perfil. Llegó para dos años. Ya lleva siete.

Fuente: La Vanguardia