El modelo de unidades de convivencia se consolida en las residencias de mayores de Castilla y León

matia-unidad-convivencia2Seis funcionan seis en la actualidad y cinco se encuentran en proceso de adaptación de las instalaciones.

Un nuevo modelo se ha puesto en marcha en el servicio de atención a las personas mayores usuarios de residencias y centros de día. No es una moda ni una ocurrencia del político de turno. Es una realidad basada en la experiencia y a la vez en las posibilidades de mejora abiertas en el modelo tradicional, no sin cierta polémica a su alrededor (el Tribunal Superior de Justicia ha anulado el decreto de la Junta de febrero de 2016 para la autorización de los centros de carácter social para la atención a mayores «por su defectuosa calidad normativa» a raíz del recurso de una asociación de beneficencia de Valladolid).

Se denominan unidades de convivencia, que consisten en habilitar, dentro de una gran residencia, espacios más pequeños en los que conviven un número reducido de personas mayores, que reciben una atención más personalizada en zonas comunes adaptadas y con profesionales de referencia, siempre los mismos.

Las unidades de convivencia buscan aplicar la nueva atención desde la perspectiva de unos valores éticos, como la dignidad y la autodeterminación. El objetivo final es acabar con el concepto tradicional de residencia, en la que los usuarios viven de una manera más impersonal, como si de números se tratara.

«El nuevo modelo de atención residencial propuesto, asentado en la calidad de vida, plantea un cambio, tanto en las prácticas de la atención, que se fundamentan en la metodología de la ‘planificación centrada en la persona’, como en la mejora del entorno físico, con la creación de unidades de convivencia, que son estructuras que intentan reproducir ambientes y dimensiones similares a un hogar», según explica Eduardo García Brea, gerente territorial de Servicios Sociales. En definitiva, que los mayores vivan en la residencia como si fuera su propio domicilio.

Palencia cuenta con seis unidades en funcionamiento y hay otras cinco en proceso de adaptación de las instalaciones. El modelo aboca a que muchas de ellas, especialmente las públicas, tengan en un futuro todas las plazas distribuidas en unidades de convivencia. El sistema enfatiza la dignidad, los derechos y el principio de autodeterminación de la persona, y trata de superar el modelo actual basado en la provisión de cuidados fundamentalmente asistenciales y sanitarios. «El nuevo modelo plantea el respeto por las decisiones, gustos y preferencias de las personas», apostilla el gerente.

Para García Brea, «la atención se plantea desde el conocimiento de la persona, y de manera integral y centrada en ella, buscando e identificando los apoyos que precisa para poder seguir desarrollando su vida de acuerdo a su propia identidad». «El centro, no es un hospital ni un hotel. La vida en el centro tiene que responder a la cotidianeidad propia del hogar», puntualiza.

La familia pasa a ser una pieza clave en este modelo, que implica llevar a cabo modificaciones estructurales y arquitectónicas en los edificios y laborales respecto a la participación de los trabajadores. «Se asigna un profesional de referencia a cada usuario, que le conoce y le atiende de forma personalizada», explica el gerente de Servicios Sociales. Asimismo, se identifican los aspectos más relevantes de la ‘Historia de vida’ del usuario y de acuerdo a ello se proponen actividades significativas para cada uno. Igualmente, se buscan los apoyos necesarios para que pueda continuar con su «proyecto de vida, para que sea la propia persona quien realmente siga ejerciendo el control sobre todos los asuntos que le afectan, sus rutinas, horarios, imagen, lo que quiere hacer y lo que no, sus visitas, sus salidas…», añade. Por último, la familia participa y se integra en la vida cotidiana. «Entran y salen del centro sin horarios y juegan el mismo papel que en una casa, acompaña, ayuda, visita, colabora en algunas tareas…», concluye. Las unidades constituyen un objetivo central para la Gerencia, aunque «requiere el esfuerzo de muchos técnicos, que son los que orientan, acompañan y supervisan el proceso de cambio en cada centro.

Fuente: El Norte de Castilla

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