Archivo diario: 4 abril, 2017

Álava se convierte en una ciudad intergeneracional

beneficios_14475_1Unir en un mismo espacio a personas de diferentes generaciones y promover su interacción aporta unos beneficios para todas las partes que todavía mucha gente no se imagina. Un claro ejemplo lo representan las diferentes iniciativas que se desarrollan en Álava e implican a mayores y jóvenes, generalmente menores. Ricos intercambios que generan aprendizajes mutuos, que insuflan de vida a los mayores y rompen estereotipos entre los jóvenes y que poco a poco, con el tiempo, han ido a más. “Las personas, por naturaleza, somos intergeneracionales, pero el sistema no permite que nos crucemos en muchas ocasiones, sobre todo en las ciudades más grandes”, expone Carolina Martín, terapeuta ocupacional y educadora social barcelonesa aunque residente en Gasteiz desde hace cinco años.

Las características de la capital alavesa, una ciudad pequeña con mucha gente mayor, ofrece por tanto unas condiciones óptimas para desarrollar este tipo de experiencias, que se extienden tanto por las residencias de personas mayores públicas y concertadas como por los Centros Socioculturales (CSCM) que gestiona el Ayuntamiento, sólo por citar dos ejemplos, y que tienen como coprotagonistas a jóvenes en edad escolar, menores que participan en programas de educación de calle o chavales que estudian en la universidad.

Dos de las residencias privadas más importantes de la capital y con las que el Instituto Foral de Bienestar Social (IFBS) concierta plazas, Caser y Albertia Campus, desarrollan distintos programas en colaboración con entidades que ponen en contacto a mayores y jóvenes y redundan en un rico intercambio para todos ellos. “En un principio se puede pensar que los mayores van a ser más reticentes, pero luego te sorprendes por su implicación”, avanza Amaia Cornés, animadora sociocultural de Albertia Campus.

El centro, integrado al igual que Caser en la flamante red Creando Barrio, comenzó en mayo de 2016 a trabajar de la mano del grupo de educación de calle de Hegoalde y Ariznabarra y desde entonces se han producido “intercambios de todo tipo”, desde una fiesta del Ramadán en la que se celebró un taller de pastas árabes en la residencia hasta una marcha conjunta coincidiendo con el Día de los Mayores. Los beneficios son recíprocos para la otra parte. “Los chavales se quitan un poco ese estigma de las residencias, de pensar que los mayores están ahí todo el día viendo la televisión y sin hacer nada. Y se fomentan muchos valores, como que las cosas no son gratis”, expone Cornés. “Son encuentros muy gratificantes para ambos bandos, que generan mucho”, asegura, por su parte, en este sentido Eguzki Ruiz de Infante, animadora sociocultural de Caser.

Las experiencias en esta residencia han ido desde encuentros de sus mayores con personas con diversidad funcional del colectivo Talur, un campeonato de petanca con un centro escolar u otro con alumnos del módulo de peluquería del CIP Gasteiz, sólo por citar tres. Un trabajo intergeneracional que también “fomenta mucho la interculturalidad, conocer otras realidades y romper estereotipos desde uno y otro lado”, según Cornés.

El área de Personas Mayores del IFBS, de la que dependen las residencias de titularidad pública, tiene también un fructífero recorrido en este campo, y en ella son habituales los intercambios entre mayores y jóvenes en muy distintos contextos. Los mayores de la residencia de Samaniego, por ejemplo, están embarcados en un proyecto audiovisual con jóvenes alumnos del colegio de Laguardia, mientras que en Amurrio varios chavales de una ikastola representaron hace un año una obra de teatro, iniciativa a la que seguirán más este curso.

Un buen ejemplo de los beneficios de estas iniciativas está en la residencia Ajuria de Gasteiz, donde su equipo de monitores de Ocio y Tiempo Libre dinamiza numerosas actividades. Esta misma semana, por ejemplo, varios de sus residentes acudirán al colegio San Martín para contar cuentos y moralejas a sus jóvenes escolares, mientras que el próximo viernes irán a la residencia chavales de entre 17 y 20 años para acompañar y ayudar a los mayores a utilizar las nuevas tecnologías y, por ejemplo, ayudarles a descargarse canciones antiguas de Internet. Tampoco cabe olvidar el programa de alojamiento de estudiantes de la UPV/EHU con personas mayores, que ofrece a los chavales un techo bajo el que vivir a cambio de acompañar y apoyar a su anfitrión en tareas ligeras de su vida.

Los programas intergeneracionales que desarrollan los Centros Socioculturales de Mayores de Gasteiz con centros educativos o en las ludotecas de los centros cívicos también tienen un amplio recorrido. “Es un intercambio de emociones, de relaciones, vivencias y recuerdos, de traer lo de antes a ahora, de no perder lo antiguo… Es de una riqueza brutal. Se crea un vínculo emocional que no lo crees si no lo ves”, afirma Teresa Sagasti, coordinadora del proyecto Envejecimiento Activo y Saludable que gestiona la firma Sirimiri para el Ayuntamiento. Las actividades van desde la tradición oral, al baile o hasta la risoterapia, sólo por citar tres.

Carolina Martín, quien cree que generalizar estas experiencias sólo trae “beneficios”, ha conocido en Chile una iniciativa de refuerzo educativo en la que participan maestros jubilados y chavales con bajos recursos que es un buen paradigma de ello. Fruto de esta experiencia, la terapeuta realizó un vídeo que presentó al premio Tomás Belzunegui que anualmente convoca la Sociedad Navarra de Geriatría y Gerontología y con el que se alzó con el primer premio en la categoría audiovisual.

LAS FRASES

La terapeuta ocupacional y educadora social, que ve numerosos beneficios en estas experiencias intergeneracionales, ha conocido de primera mano en Chile un programa educativo de refuerzo que implica a maestros jubilados y menores con bajos recursos.

La animadora sociocultural de Albertia Campus, donde habitualmente se desarrollan experiencias de este tipo, remarca que los intercambios sirven para romper “estigmas”.

Caser tiene también una amplia experiencia en este tipo de actividades. Su animadora sociocultural destaca, por ejemplo, los encuentros desarrollados con el colectivo Talur o un campeonato de petanca.

La coordinadora del proyecto Envejecimiento Activo y Saludable que gestiona el Ayuntamiento de Gasteiz a través de Sirimiri enfatiza que los encuentros entre mayores y jóvenes son “de una riqueza brutal”. Las actividades van desde la tradición oral, el baile o la risoterapia.

Fuente: noticias de Álava