Archivo diario: 4 septiembre, 2017

Aumenta la demanda de modelos residenciales alternativos que promuevan la autonomía de las personas mayores

CohousingCada vez más jubilados españoles piensan en retirarse en comunidades autogestionadas, un modelo residencial alternativo que ya ha triunfado en países como Dinamarca u Holanda.

El miedo a envejecer solos es un pensamiento íntimo compartido por (casi) todos. La idea se convierte en vertiginosa a medida que los jóvenes -hijos, sobrinos, ahijados…- de nuestro entorno más cercano viven su vida con total autonomía y se consolida habitualmente cuando se acerca la jubilación. Entonces las preguntas que antes parecían lejanas convergen con el presente y la toma de decisiones resulta necesaria para afrontar la tercera edad como una oportunidad en lugar de una etapa perdida. Los ancianos que viven solos en España aumentan año tras año, consagrándose así la dependencia como un problema en la agenda nacional. Los jubilados españoles han tomado referencias que en otros países ya llevan años funcionando con éxito y la creciente demanda de modelos residenciales alternativos que promuevan la autonomía está cerca de tomar una forma prometedora en nuestro suelo.

Se trata de los llamados jubilares, comunidades autogestionadas de personas mayores, que viven en un entorno que ellos mismos han diseñado y donde han establecido la previsión de organizar la ayuda asistencial de los miembros del grupo que puedan tener una situación de dependencia o discapacidad en el futuro.

Las motivaciones para formar parte de una de estas cooperativas confluyen en el principio de autonomía que recoge la Ley de Dependencia de 2006 y se basan fundamentalmente en ideas como “no quiero que tomen las decisiones por mí” o “no quiero comprometer la vida de mis hijos ni ser una carga para ellos”. La Asociación Jubilares empezó a estudiar la posibilidad de emprender este tipo de viviendas residenciales, que tienen su encaje legal en España en las Cooperativas de Cesión de Uso -así es posible asegurar la recuperación de la inversión inicial y descartar propiedades que luego deben darse en herencia- hace más de una década y ahora su lista de espera supera los 600 interesados. El primer grupo senior -desde 55 años en adelante- de la asociación empezó a gestarse en 2015 y ya tiene suelo para construir en Torrelodones. Solamente existe otra propuesta similar que esté en funcionamiento en la Comunidad y se llama Trabensol, en Torremocha de Jarama.

Ángela M. (68) es una de las mujeres que vivirá junto con su pareja en el primer jubilar de la Asociación Jubilares. Acostumbrada a viajar durante toda su vida, la única demanda que hizo a sus compañeros de aventura fue que a su casa le diese el sol. Así de fácil de contentar en apariencia y, sin duda, con mucho más compromiso de fondo. “Al principio se vive una especie de luna de miel, todos hacen propuestas -desde espacios para clases de taichí, una biblioteca, salón de peluquería, huertos o un coro para cantar- pero solo aguantan las personas que están dispuestas a construir y comprometerse”, explica a El Confidencial el presidente de la Asociación Jubilares, Miguel Ángel Mira.

Arrancar un proyecto de estas características exige una constante revisión de su viabilidad, no solamente técnica -búsqueda del suelo, equipamientos, etc.- sino principalmente desde la perspectiva del factor humano. El concepto: construir el grupo de personas que vivirán en comunidad antes que buscar el edificio o tomar cualquier decisión. ¿Cómo? A través de dinámicas de grupo donde se tratan temas como el miedo, las ilusiones o las habilidades de cada miembro. El porcentaje de abandono en esta primera fase llega al 40% y el objetivo es crear la suficiente confianza como para que cada uno encuentre su lugar y sea posible promover un envejecimiento activo entre la propia comunidad.

“Está claro que de uno en uno no se hace nada”, espeta Mercedes S. (67) una psicóloga que ha trabajado toda la vida organizando eventos como relaciones públicas. Llegó a la Asociación Jubilares después de conocer un proyecto similar en Nueva York mientras viajaba. Se enamoró de la idea y supo que quería un lugar así era el mejor lugar donde envejecer. Los dos pilares de un jubilar son la Asistencia Integral y Centrada en la Persona (AICP) junto con la arquitectura, que responde a lo que se conoce por ‘modelo hogar’ o entornos domésticos cotidianos, en contraposición a los modelos sanitarios u hoteleros -residencias geriátricas, apartamentos asistidos, pisos tutelados, domicilio propio pero inadecuado-.

El propio grupo es quien diseña la que será su casa y “esto genera seguridad, que te motiva a participar, combatir la soledad y adoptar fácilmente hábitos saludables y de prevención que dan como resultado una mejora en la salud”, relata Miguel Ángel Mira, que también es arquitecto y apasionado en la materia. Y añade: “Son generaciones ya acostumbradas a decidir por sí mismas y aspiran a seguir viviendo sus vidas plenamente y aportar sus conocimientos y capacidades al conjunto de la sociedad”, añade el presidente de la asociación, reconocida como buena práctica de WeDO, el programa de la Comisión Europea conocido como ‘For the Wellbeing and Dignity of Older People’.

Las comunidades autogestionadas generalmente están pensadas para incluir desde 15 a 30 viviendas en torno a una casa común. Conjuntos de apartamentos completos en torno a equipamientos comunes, bien en horizontal, al modo de pequeñas aldeas, bien en vertical, en edificios completos. Desde la Asociación Jubilares recuerdan que “el modelo se perfecciona con el tiempo y la experiencia, matizándose el número de unidades de cada conjunto para que la convivencia sea óptima y el tamaño de las viviendas cada vez menores en beneficio de crecientes zonas comunes”.

En España cada vez hay más personas mayores que viven solas. Así lo certifica la última Encuesta Continua de Hogares del Instituto Nacional de Estadística con más de 4 millones y medio de personas viviendo solas en el año 2016 y, de esta cifra casi 2 millones tenían 65 o más años -un 70,7% eran mujeres-. Comparando con los valores medios de 2016 y 2015, el número de personas que viven solas se incrementó un 1,2% -54.100 más-. En este sentido sorprende que los hogares unipersonales de personas mayores de 65 años aumentaron un 4,0% respecto a 2015 y, por el contrario, los formados por personas menores a este rango de edad disminuyeron un 0,7%.

Más allá del miedo a la soledad y la convicción de que hacer las cosas solo siempre cuesta más, el cohousing incluye otra ventaja fundamental: el ahorro económico. Lo recuerda Carmen del Hoyo (74), que pensaba hacerse monja hasta que lo meditó mejor y optó por el jubilar para envejecer. Estaba en la lista de espera cuando le propusieron participar y desde entonces ya ha hecho decenas de propuestas en las que estaría dispuesta a participar. Desde ‘chi kung’ -terapia medicinal de origen chino basada en el control de la respiración- hasta peluquería para sus compañeros. “He visto como mi madre vive sus últimos años en una residencia y yo no quiero esto para mí, el cariño no se paga con dinero”, confiesa.

Por su parte, Javier (68) añade otro matiz. Él es economista y llegó al grupo que se trasladará a Torrelodones por casualidad. En apariencia es un discreto conservador, aunque sus ya amigos -y futuros compañeros de residencia- destapan su personalidad más sincera: cuando coge la guitarra las piezas de rock y folk no se le resisten y promete con sacar el lado más desenfadado del grupo, que hasta se plantea hacer un coro. “Dividir gastos en la vida cotidiana, en el cuidado mutuo y en la contratación de ayudas que de otra forma se costearían de forma individual”, explica Javier, que se apuntó a este experimento pionero en España a través de unos amigos con los que también convivirá.

Este sistema de retiro residencial nació en Dinamarca y Holanda en los años 90 y actualmente está muy extendido ya por el norte de Europa y Norte América. Ejemplos de éxito son Midgarden o Egebakken en Dinamarca, Wandelmeent o Popkensburg en Holanda, Springhill en el Reino Unido, Hearthstone en Estados Unidos o Windsong en Candá. El arquitecto Miguel Ángel Mira de la Asociación Jubilares, que nace intentando seguir el ejemplo de la homóloga holandesa LVGO, destaca que “El jubilar añade la respuesta al deseo más generalizado en España de recibir asistencia a domicilio hasta cualquier nivel de dependencia”.

Una opción para todas las edades

Las personas que deciden agruparse en comunidades autogestionadas como modelo de vivienda no solamente son mayores. Durante los últimos años en España este estilo de vida ha empezado a triunfar entre jóvenes familias. El elemento diferencial está en la motivación, que en este caso es más ideológica y está en la posibilidad de llevar una forma de vida alternativa. “En las comunidades de jóvens la prioridad son los niños y, a diferencia de los senior que piensan más en los espacios, ellos priorizan en los servicios para vivir en familia”, explica Francisco Romero, socio Cohousing Verde.

Desde esta organización han impulsado Entrepatios, la primera cooperativa de la ciudad de Madrid. Se trata de un terreno de 17 a 18 unidades de convivencia ubicado en el barrio de Las Carolinas, en el distrito de Usera, y nació como “un modelo de vivienda no especulativo», con importancia al enfoque ecológico y que promete tener en el futuro reciente un recorrido replicable y de éxito en nuestro país.

Fuente: El Confidencial

AUTOR: NATALIA LÁZARO PREVOST