Archivo diario: 25 enero, 2018

El Síndrome del Ocaso o ‘Sundowning’, inquietud, ansiedad o agitación en la caída del sol en las personas con demencia

sundowning-sindrome-ocaso• Tiene su explicación en un trastorno de los ritmos biológicos como consecuencia de las alteraciones cognitivas así como en una disminución de melatonina

Si al ponerse el sol, algunos mayores con demencias presentan una mayor agitación, confusión, ansiedad, irritabilidad, incluso pensamientos paranoicos o alucinaciones, no es nada extraño. Se trata del denominado “Síndrome del Ocaso” o “Sundowning” y es, según los expertos, un fenómeno muy común en pacientes con Alzheimer. Sus alteraciones cognitivas trastornan su reloj biológico interior, provocando que no reconozcan la hora de dormir o despertarse. Además, segregan menos melatonina, responsable de la regulación de los ritmos del sueño. Reducir el nivel de ruido, una mayor exposición a luz natural, evitar dormir por el día, la actividad física o la rutina, son algunas de las claves que recomienda Conchita García, doctora de la Dirección Asistencial de Sanitas Mayores para prevenir o superar el Sundowning.

Según un estudio de la publicación médica The American Journal of Psychiatry, este síndrome es más frecuente de lo que creemos y constituye uno de los fenómenos más comunes que ocurren en la medicina geriátrica. Puede definirse como un episodio adverso psicológico conductual, presentado por algunos enfermos con demencia y Alzheimer, que se vuelven particularmente inquietos, agresivos y agitados por la tarde y al anochecer.

Uno de los factores más importantes que lo provocan es la alteración de los ritmos biológicos, o ritmos circadianos, del enfermo. “Los ciclos de sueño, que en una persona sin alteraciones cognitivas se repiten de forma cíclica y natural regidos por nuestro reloj biológico interior, no se dan con la misma  regularidad en enfermos con demencia.  Ellos carecen de ese ‘aviso’ natural que nos da nuestro cuerpo y que nos dice cuándo debemos dormir y cuándo despertar”, explica el Conchita García.

Asimismo, añade, que uno de los responsables de la regulación de los ritmos de sueño en los humanos es la melatonina. Esta hormona es segregada por la glándula pineal, que se encuentra claramente disminuida en enfermos con demencia.

Cuando se acerca la hora de dormir, las personas que padecen este síndrome presentan agitación y comportamientos como tirar, coger o manosear objetos. Pueden pronunciar monólogos o provocar discusiones animadas y subidas de tono. También es común la confusión y desorientación que conduce a un estado de miedo y ansiedad, irritabilidad, ira, apatía y depresión. Asimismo, son frecuentes las llamadas conductas deambulatorias y un aumento de la actividad nocturna, desencadenando insomnio durante la noche que, posteriormente, condiciona un estado de somnolencia diurna. Otras manifestaciones clínicas pueden ser el pensamiento paranoico y las alucinaciones.

Tratamiento y prevención

La doctora apunta algunas medidas para afrontar el Sundowning:

  • Medidas ambientales: por la noche, una correcta iluminación nocturna más tenue así como reducir paulatinamente el nivel de ruido del lugar y poner música relajante. Por la mañana, iluminación creciente, especialmente, a partir de las 6 y las 9, para ayudar al paciente en la reorientación.
  •  Medidas de planificación: la restricción del sueño durante el día puede mejorar el sueño nocturno. Se puede mantener a la persona ocupada mediante actividades simples, repetitivas, que no supongan mucho esfuerzo. También es recomendable proporcionar técnicas de higiene del sueño y supervisar al paciente en la noche.
  •  Medidas farmacológicas: el tratamiento farmacológico se ha centrado en corregir las deficiencias en la regulación del ritmo circadiano.
  •  Medidas médicas: las dificultades para conciliar el sueño o el mantenimiento de la agitación y conducta perturbadora, puede generar dolencias físicas, o problemas médicos del paciente. Incontinencia urinaria y fecal, alteraciones sensoriales, inmovilismo, labilidad emocional, ansiedad, dolor y deshidratación. El tratamiento y seguimiento médico adecuado y una correcta supervisión supondrán un abordaje eficaz del tratamiento.
  •  Medidas nutricionales: estados de desnutrición pueden precipitar situaciones de agitación. La revisión dietética, restricción de dulces y de consumición de cafeína, una conveniente hidratación y aporte proteico son de vital importancia. Es muy recomendable convertir las comidas en un hábito y crear una rutina.

 

 

 

Cuatro de cada 10 dependientes catalanes están desatendidos

mayores_Catalunya es la comunidad autónoma con más personas dependientes en lista de espera, según el último balance del Sistema de Atención a la Dependencia, que revela que casi cuatro de cada 10 dependientes (37,1%) de esta región no recibe la prestación o servicio a la que tienen derecho por ley tras ser evaluados, un dato que supera en 12,6 puntos porcentuales la media española (24,5%).

En el conjunto de España, uno de cada cuatro dependientes reconocidos está en la lista de espera. «Se confirma en el 2017 una recuperación del Sistema de Atención a la Dependencia que se inició en 2015, al calor de la sensibilidad de los nuevos Gobiernos Autonómicos y por la incorporación de los dependientes moderados (en julio del 2015)», valora la Asociación Estatal de Directores y Gerentes en Servicios Sociales.

No así en Catalunya. Los datos a 31 de diciembre del 2017, a los que ha tenido acceso Europa Press, señalan que de las 224.261 catalanes reconocidos como dependientes, 83.203 están desatendidos.

Al actual ritmo, esta comunidad autónoma precisaría de más de 11 años para acabar con el ‘limbo’ en el que se encuentran estos dependientes, según la estimación de la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales.

Castilla y León, en el otro extremo

La lista de espera de Catalunya contrasta con la de Castilla y León, que ha acabado el 2017 con la práctica totalidad de sus dependientes atendidos y solo un 1,4% pendiente de una prestación o servicio.

Por el contrario, muy cerca de la comunidad catalana se sitúa Canarias, con más de un tercio de las personas dependientes sin ser atendidas (36,6%), seguida de Andalucía (31,8%) y Extremadura (27,2%).

El resto se sitúan por debajo de la media española del 24,5%: Aragón (23,1%), Cantabria (22,6%), Madrid (21,5%), Navarra (19,8%), País Vasco (18,6%), Castilla-La Mancha (18,4%), Baleares (17,7%), Galicia (17,6%), Comunidad Valenciana (15,9%), Asturias (13,8%), Murcia (13,5%) y Ceuta y Melilla (9,1%).

Durante el 2017, el saldo de la lista de espera se redujo en 38.189 personas en el conjunto de España, una cifra insuficiente para acabar con el limbo en el que se encuentran 310.120 personas. «A ese ritmo se necesitarían más de ocho años solo para atender a la actual acumulación de la lista de espera», señalan los directores de servicios sociales.

A estos les resulta «especialmente preocupante» que casi el 40% de las personas desatendidas son dependientes severos y grandes dependientes (120.368), que son los que necesitan prestaciones con mayor urgencia.

«El propio Ministerio reconoce en sus informes que, en 2017, una de cada cuatro de las personas con derecho a prestación que han causado baja –la inmensa mayoría por fallecimiento–, no se encontraban recibiendo su correspondiente prestación», alertan.

 

Fuente: El Periódico