Muerte digna

La Ley de Cuidados Paliativos cumple su primer año con más camas y apoyo domiciliario

paliativosSacyl continúa con la implantación de un modelo basado en la atención integral y precoz y con el objetivo inmediato de dotar de unidades públicas a Burgos y Valladolid.

Mejorar la calidad de la asistencia sanitaria y la cobertura hasta lograr que toda la población susceptible de necesitar este servicio esté cubierta eran los objetivos planteados hace justo un año cuando se presentó el Plan de Cuidados Paliativos de Castilla y León, un «sistema de apoyo y soporte para el paciente y su familia con el fin de ayudar a vivir la fase final de la vida de la forma más digna y con el mayor bienestar posible, sin adelantar ni retrasar la muerte». Con esa filosofía se está aplicando un instrumento que poco a poco va avanzando en el fin de ampliar y mejorar la atención.

De momento, en estos primeros doce meses el número de camas hospitalarias ha aumentado al pasar de las 148 contabilizadas en 2017 a las 160 actuales que, no obstante, se dividen entre las 92 de los hospitales públicos y las 68 de los centros privadosconcertados. Precisamente, ni Valladolid ni Burgos cuentan aún con unidades hospitalarias púbicas, según señalaron fuentes de la Consejería, aunque en ambos casos se trabaja ya en la organización de estos servicios.

Los otros dispositivos asistenciales se coordinan entre los 247 equipos de atención primaria de la Comunidad, de forma que actualmente se cuenta con 16 equipos de soporte domiciliario y cinco de hospitalización a domicilio, a los que hay que añadir la colaboración de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) y los dos equipos de Atención Psicosocial de la Obra Social La Caixa que actúan en Burgos y Salamanca y que acaba de incorporar tres psicólogos a Ávila, Zamora y Valladolid.

Con esta realidad y la asignatura pendiente de que las provincias burgalesa y vallisoletana tengan camas hospitalarias en sus centros públicos, la apuesta cualitativa del plan pasa por mejorar la calidad de la asistencia que se presta. No hay que olvidar que en los últimos años los cuidados paliativos han ampliado su radio de acción y han pasado de ser una atención para los enfermos oncológicos en la fase final de su vida a una asistencia para otro tipo de enfermedades crónicas y de carácter degenerativo.

8.632 pacientes necesitarían cuidados paliativos

Este hecho ha supuesto que el número de pacientes susceptibles de recibir estas atenciones vaya en aumento. De hecho, en 2015 un total de 1.712 recibieron esta asistencia, cifra que se elevó hasta los 2.230 en 2017. Sin embargo, lo cierto es que sólo el 30 por ciento de la población a la que podrían aplicarse estos tratamientos llega actualmente a ellos, ya que, según las estimaciones de la Consejería en Castilla y León, habría 8.632 pacientes que tendrían esta necesidad, de los cuales casi la mitad precisarían la atención de equipos avanzados. En cualquier caso, fuentes de Sanidad insisten en que las cifras de pacientes tratados, con toda probabilidad, sería mayor, ya que los criterios de registro no están bien definidos y hay que perfilarlos mejor.

La implicación de la Atención Primaria y la opción del domicilio frente a los centros hospitalarios es otro de los objetivos del plan, y para ello se intentan ofrecer cuidados de calidad adaptados a las distintas fases de su proceso que se prestarán también a su familia y al cuidador, abarcando la fase de duelo. Así las cosas, este primer año de desarrollo del Plan de Cuidados Paliativos se ha saldado con la puesta en marcha de una nueva unidad en Soria, otra en Benavente (cuatro camas) y la ampliación de la de Zamora. El paso más inmediato es lograr unidades en Burgos y Valladolid, donde aun no existe un servicio de estas características en los centros hospitalarios públicos, sino que se tiene concertado con los privados. En el Río Hortega de Valladolid el proyecto está muy avanzado, al igual que en Burgos, a falta de conseguir reorganizar las plantillas de personal para contar con los profesionales necesarios, según señalaron fuentes de Sacyl.

También está ya en marcha una unidad de cuidados paliativos pediátricos en Segovia, que sería la específica de la Comunidad. Sin embargo, en el caso de los niños, el Hospital de los Montalvos de Salamanca se ha convertido en un referente en la forma de actuar con los mas pequeños basada, sobre todo, en la coordinación. Con esta idea se ha diseñado un protocolo de actuación entre la unidad de Pediatría y la de Paliativos y una comisión integrada por profesionales de ambos servicios, a los que se suman psicólogos del equipo de atención psicosocial de la Caixa. Son iniciativas, explica el doctor Francisco Vara, jefe de la Unidad de Paliativos de Salamanca, que surgen «de una necesidad en la que los profesionales se unen para mejorar la atención».

Precisamente, este médico especialista tiene muy claro cuáles son los objetivos a corto plazo en la Comunidad, que pasan por la extensión de la cobertura, ya que actualmente se llega al 65 por ciento de los pacientes oncológicos que necesitan cuidados paliativos y al 30 por ciento en las enfermedades restantes. Continuar con el cambio del modelo de atención hacia un sistema más integral en el que participen todos los profesionales es otra de sus reivindicaciones, así como que el paciente esté tratado allí donde se encuentre y, sobre todo, en su domicilio siempre que sea posible, con el apoyo de la Atención Primaria.

«Si hacemos bien nuestro trabajo, el paciente igual no se plantea la eutanasia»

En el Hospital de los Montalvos de Salamanca se creó en 1998 la primera unidad de cuidados paliativos y es el centro de referencia en Castilla y León. Al frente se encuentra Francisco Vara, un médico especialista que conoce como nadie la actividad de su servicio y la forma de ayudar a los pacientes a hacer frente a una enfermedad para la que no hay curación. Durante estos años, son muchos los cambios que se han producido en la unidad, como superar la idea de que los cuidados paliativos son sólo para enfermos terminales. Francisco Vara explica que «tratamos enfermedades con muchas crisis que precisan de una atención integral, física, emocional y espiritual». «La espiritualidad hay que abordarla», asegura, «porque muchas veces se cree que hay dolor pero lo que hay es que no se ha abordado emocionalmente una enfermedad terminal». Porque en estas situaciones hay «un dolor total que produce una gran depresión y ansiedad ante la incertidumbre de lo desconocido». Todo eso supone «un gran impacto emocional, de ahí que lo importante sea que «el paciente nos cuente lo que le pasa, lo que siente» y no olvidar que «sin atender a la familia es imposible que el enfermo tenga tranquilidad». En este punto, el jefe de la Unidad proclama la «humildad para tratar a los pacientes» y que dejen de ser números en una lista de espera». Sobre la eutanasia, asegura que se trata de un debate social y político y frente a ello reivindica una cobertura adecuada de cuidados paliativos. «Hagamos bien nuestro trabajo y si está bien hecho igual la gente no se plantea la eutanasia», afirma. Una posibilidad que solicitan el dos por ciento de los enfermos terminales. «Hemos comprobado que hay pacientes que piden acabar y cambian de idea tras un tiempo de cuidados», concluye.

Fuente: ABC

El Gobierno de Aragón inicia el desarrollo de la Ley de Muerte Digna

   El Gobierno de Aragón, a través del Departamento de Sanidad, Bienestar Social y Familia, ha creado un grupo de trabajo junto con el Colegio de Médicos y el Colegio de Enfermería para iniciar el desarrollo de la Ley de derechos y garantías de la dignidad de la persona en el proceso de la muerte.

El consejero de Sanidad, Bienestar Social y Familia de Aragón, Ricardo Oliván, ha explicado que, «una vez instaurada la ley debemos, como Administración, desarrollarla y aplicarla en colaboración con las partes implicadas».

El Departamento de Sanidad ha explicado en una nota de prensa que entre los contenidos «claves» en los que se va a trabajar se encuentra el «ideal de muerte digna» en el derecho de los pacientes a recibir cuidados paliativos integrales de alta calidad. «Esta concepción va dirigida a respetar la autonomía del paciente y a humanizar el proceso de morir», han apuntado las mismas fuentes.

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