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El peor tsunami japones no se produce en el mar

Ya el 5 de mayo, opinamos sobre el problema demográfico japones, ¿Japón nos muestra cual será el futuro de nuestro país?

Y el 15 de mayo, el Presidente Fundación Edad&Vida, Eduardo Rodríguez Rovira, hace pública la siguiente carta:

Eduardo_Rodriguez_Rovira«Japón está desgraciadamente sometido a periódicas tragedias naturales, terremotos y consiguientes maremotos. Hemos vivido recientemente el de 2011, que provocó los gravísimos problemas en la central de Fukushima y que causó 20.000 muertos o desparecidos.

Pero en Japón existe otra clase de tsunami que ha sido anunciado con tiempo, aunque no se le ha prestado atención con acciones preventivas y como consecuencia está motivando ya anualmente una hecatombe en la población japonesa: su desplome a causa del envejecimiento y de la insuficiente capacidad de sustitución por nuevas generaciones.

Por tercer año consecutivo ha disminuido la población de Japón. Nada menos que 217.000 personas, es decir 0,17% de la población de 127 millones de habitantes.

Las personas mayores de 65 años representan más de un cuarto de la población (en España  alrededor de 17%) y es el segmento que aumenta más rápidamente (en el año más de un millón de personas).

En paralelo la población en edad de trabajar descendió también un millón de personas y en Japón no existe prácticamente inmigración, que no es bien vista por la población, por lo que se encuentra en una situación comprometida a corto y medio plazo.

La preocupación de los políticos es grande porque el tsunami ya está encima y se anticipan enormes problemas para el pago de las pensiones, la atención sanitaria y graves repercusiones en la producción y la economía. Está claro que las medidas se debían haber preparado cuando se anticipó con toda claridad hace años el cambio demográfico inminente.

La alarma ya ha llegado a España también. En 2013 descendió la población por primera vez desde que se publican las series históricas (1971), en número de 113.902 personas. Pero el análisis indica que se ha debido principalmente a movimientos de emigración (162.390 salidas), ya que el saldo vegetativo, aunque magro, fue todavía positivo, 48.488 personas.

La  previsión, según el INE, es que llegaremos a perder dentro de cuarenta años un 10% de la población, que disminuirá hasta los 41 millones, salvo que se produzcan de nuevo movimientos migratorios masivos. Desde 2018 los fallecimientos superarán a los nacimientos. En 2040, la población mayor de 65 años alcanzará el 37%.

La tasa de natalidad española es una de las más bajas de la UE, y por tanto del mundo, 1,36 hijos por mujer, pero no existe una política familiar enérgica para resolver este importantísimo problema demográfico, de incalculables consecuencias económicas y sociales.

El tsunami poblacional, nos alcanzará, como está ocurriendo en Japón, si no ponemos nuestras barbas a remojar…»