diabetes

La mitad de las personas mayores con diabetes desconoce su enfermedad

diabetesLa Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) advierte que el 50% de las personas mayores con diabetes no está diagnosticada. Es precisamente en las personas de mayor edad en donde la diabetes presenta unas manifestaciones atípicas que dificultan su diagnóstico.

La diabetes es una enfermedad grave que se presenta cuando los niveles de glucosa en la sangre son muy altos y puede causar problemas de salud de alto riesgo (hipoglucemias, problemas cardiovasculares, patologías oculares, daños en el riñón, etc.), que se agravan en las personas mayores. De hecho, según el presidente de la SEGG, José Antonio López Trigo, “la diabetes es una enfermedad que aumenta con la edad y el 40 % de los diagnosticados de diabetes son mayores de 65 años”.

A pesar de la prevalencia creciente de la diabetes, es bueno saber que los altos niveles de glucosa en sangre pueden ser controlados para ayudar a contrarrestar la enfermedad y prevenir o retrasar la aparición de problemas en el futuro. Pero este control no sucede en todos los casos, ya que “en la actualidad la mitad de los mayores diabéticos desconocen que lo son, por lo cual no están tratando su enfermedad, y esto aumenta el riesgo de deterioro funcional”, explica el doctor López Trigo.

Peculiaridades del paciente mayor diabético

El paciente mayor tiene unas características particulares que hacen que controle peor su enfermedad, ya que el deterioro funcional y el cognitivo empeoran sustancialmente su calidad de vida y ello tiene una repercusión directa y negativa en la evolución de la diabetes.

Algunas personas mayores con deterioro cognitivo pueden no entender bien las bases del tratamiento y no saber qué hacer ante la aparición de una complicación, por ejemplo, una hipoglucemia. Asimismo, tienen más riesgo de errores en la medicación (por ejemplo, pueden administrarse un exceso de insulina).

Un mal control de la enfermedad puede llevar a la aparición de complicaciones microvasculares (retinopatía, neuropatía y nefropatía) y macrovasculares (circulación vascular periférica, arterosclerosis en deterioro carotídeo o coronaria).

Otras circunstancias que pueden dificultar el manejo de la diabetes en el paciente mayor pueden ser el empeoramiento de la agudeza visual, la depresión, los problemas sociales o la limitación del acceso a comidas equilibradas.

  • Las instrucciones al paciente mayor diabético deben ser simples.
  • El tratamiento debe ser individualizado. Hay que tener en cuenta si padece deterioro cognitivo y deficiencias sensoriales.
  • Se recomienda la práctica de deporte: preferiblemente ejercicios de resistencia como caminar o bicicleta.
  • Se aconseja la pérdida de peso, ya que incluso leves pérdidas aportan beneficios.
  • Los sistemas de teleasistencia pueden resultar de gran utilidad para controlar al mayor diabético.
  • Es necesario que los mayores diabéticos se sometan a una revisión anual.
  • La dieta debe ser controlada (sobre todo es necesario reducir las grasas), al igual que los fármacos que toman.
  • Se debe vigilar el aumento de peso, la tensión, la microalbuminuria (signo precoz de nefropatía), los pies y la glucosa periódicamente.
  • Los test urinarios de glucosa son menos fiables, ya que en este grupo de pacientes el umbral renal glucémico se encuentra alterado.

Fuente: Senda Semior

Alzheimer y diabetes, una sola enfermedad

alzheimer_2Un estudio reciente reveló que el mal de Alzheimer puede ser la etapa avanzada de la diabetes tipo 2. Esto podría abrir las puertas a un tratamiento conjunto para combatirlas.

El alzhéimer, la forma más común de demencia, afecta a aproximadamente 35 millones de personas en el mundo. Y a pesar de los esfuerzos aún no se ha logrado prevenirla ni tratarla. Un estudio reciente acaba de revelar que esta enfermedad neurodegenerativa podría ser una expresión de la diabetes tipo 2 en etapa avanzada en el cerebro. El hallazgo podría cambiar el tratamiento del mal y darle una luz de esperanza a los que lo padecen.

La investigación, financiada por la Asociación Esta-dounidense de Diabetes (ADA, por sus siglas en inglés), se presentó en el último encuentro de la Sociedad para la Neurociencia en San Diego, California. Si bien no es la primera vez que se relaciona el alzhéimer con la diabetes tipo 2, el investigador Ewan McNay, de la Universidad Estatal de Nueva York y coautor del trabajo, señaló que descubrió el mecanismo por el cual el 70 por ciento de los diabéticos presenta un declive en sus funciones cognitivas y tiende a desarrollar alzhéimer.

McNay y su equipo les dieron alimentos de alto contenido graso a 20 ratas de laboratorio para generarles diabetes tipo 2. Luego les hicieron pruebas de memoria y compararon los resultados con los de otras tantas ratas sanas. Como era de esperarse, los roedores diabéticos tuvieron problemas para recordar y mostraron un deterioro acelerado de sus capacidades cognitivas a medida que la enfermedad progresaba. Y cuando les examinaron el cerebro detectaron placas amiloides, depósitos extracelulares de beta-amiloide característicos de los enfermos de alzhéimer.

Según McNay, estas placas se forman también en el cerebro de los diabéticos debido a la resistencia que ejerce el cuerpo a la insulina, hormona esencial producida por el organismo para metabolizar la glucosa de los alimentos, lo cual le brinda la energía necesaria para funcionar normalmente.

“El exceso de insulina reduce la capacidad del cerebro para eliminar las amiloides. Este estudio demostró que las placas se forman porque son una causa y no una consecuencia de los eventos que producen el deterioro cognitivo en la diabetes”, explicó McNay a SEMANA. Esto significa que el deterioro cognitivo visto en la diabetes tipo 2 puede ser alzhéimer en etapa temprana.

El descubrimiento de la relación directa entre ambas enfermedades plantea varias hipótesis acerca de su desarrollo y la forma en que pueden prevenirse. La diabetes tipo 2 tiene origen genético o es causada por la obesidad, pues quienes la padecen por lo general consumen alimentos ricos en azúcar y grasas saturadas.

Cuando el organismo no puede metabolizar la glucosa y la insulina, las funciones cognitivas pueden verse afectadas por la hiperglicemia o la hipoglicemia. Por eso comer en exceso puede favorecer la diabetes y los casos de demencia. “Ambas enfermedades tienen los mismos factores de riesgo: la edad, un estilo de vida sedentario y la obesidad”, dijo a SEMANA Howard Fillit, geriatra, neurocientífico y director de la Fundación para el Descubrimiento de Drogas para el Alzheimer (ADDF, por sus siglas en inglés).

Dada la relación entre ambas enfermedades, los expertos afirman que lo mejor es prevenir la diabetes con un estilo de vida saludable que incluya actividad física regular y una dieta que controle los niveles de glucosa en la sangre. Así mismo proponen realizar actividades que mantengan activo el cerebro. De esa forma se matarán dos pájaros de un solo tiro.

El hallazgo también permitiría prescribir drogas, pues “algunos medicamentos para la diabetes pueden formulárseles a pacientes con alzhéimer”, afirma McNay. De esa forma podría revertirse el deterioro cognitivo en etapas tempranas.

Sin embargo, otros expertos consideran que lo más importante es encontrar lo que diferencia a los pacientes con diabetes tipo 2 que han desarrollado alzhéimer de los que no. De esa manera, “los médicos podrían intervenir anticipadamente y no esperar a que los pacientes desarrollen la enfermedad para tratarla”, afirma Jessica Smith, vocera de la Sociedad de Alzheimer de Reino Unido.

Según Robinson Cuadros, miembro de la Asociación Colombiana de Gerontología y Geriatría, en el país hay unos 300.000 pacientes con alzhéimer, pero puede haber muchos más porque tan solo el 10 por ciento de ellos o de sus cuidadores consulta a su médico cuando la enfermedad está empezando. “El falso imaginario de que es normal perder la memoria con los años retarda la detección temprana”, dijo a esta revista. El caso de la diabetes no es distinto. De los 25,1 millones de personas que viven con esta enfermedad en América Latina, cerca del 45 por ciento no lo sabe.

Tanto el mal de Alzheimer como la diabetes aparecen en los mayores de 40 años. Por eso, a la luz de este hallazgo, “es importante promover hábitos saludables en todas las etapas de la vida con miras a disminuir la aparición de enfermedades o para sobrellevarlas de mejor manera”, concluye Cuadros. De igual forma, las investigaciones sobre el tratamiento médico de ambos males deben seguirse evaluando para evitar que se duplique la cifra en 2050, como indican las proyecciones globales.