Japón

Cada vez más personas mayores en Japón devuelven sus licencias de conducción voluntariamente

JaponMás personas de la tercera edad están devolviendo sus permisos de conducir de forma voluntaria en los últimos años. Esta tendencia ha ido expandiéndose tras una serie de accidentes de tráfico graves y con la introducción de pruebas psicotécnicas obligatorias para los conductores mayores de 75 años.

Un creciente número de personas de la tercera edad en Japón están devolviendo de forma voluntaria sus licencias de conducir. En 1998 se introdujo un nuevo sistema como respuesta al envejecimiento de la población japonesa, pero solo a partir del 2012 el número de conductores de avanzada edad que decidieron entregar sus permisos comenzó a aumentar de forma notable. El número de personas que han animado a las personas mayores directamente o a través de sus familias a entregar las licencias también ha ido aumentando entre la sociedad. Esta tendencia ha surgido como respuesta a los frecuentes accidentes de tráfico graves provocados por conductores de la tercera edad, como el atropello de peatones al confundir el pedal del acelerador con el del freno o accidentes provocados por conductores que viajaban en el sentido erróneo en la autopista.

En 2017 un total de 423.800 personas mayores devolvieron sus permisos de conducción, la cifra más alta desde que se introdujese dicho sistema. Entre ellas, ese año 253.900 personas de 75 años o más devolvieron sus permisos, lo que supone un aumento del 56 % respecto al año anterior. Unos de los principales factores que contribuyeron a este incremento fue que en marzo de 2017 Japón introdujo una nueva prueba psicotécnica para los conductores de ese arco de edad. Los conductores de 75 o más años deben renovar sus licencias de conducción cada tres años, y son sometidos a este tipo de test, además de otras pruebas para determinar si están en riesgo de sufrir demencia. Se les requiere igualmente que visiten un médico, aunque nunca hayan infringido ninguna ley de circulación o provocado ningún accidente hasta la fecha. Además, los conductores que se salten un semáforo u olviden indicar un giro tendrán que someterse a una prueba psicotécnica que servirá para considerar si deben seguir conduciendo o no.

A pesar de que cada vez más personas mayores dejan de conducir, a finales de 2017 todavía había alrededor de 5,4 millones de conductores de 75 años o más, y esto quiere decir que la proporción de personas que devolvieron sus licencias está solo en torno al 5 %. Los gobiernos municipales de todo el país están animando a la entrega voluntaria de las licencias ofreciendo beneficios especiales, como descuentos en el uso del transporte público, a aquellas personas que participen de esta iniciativa. En las ciudades más grandes, donde existe una amplia red de transporte, es relativamente fácil para una persona mayor dejar de conducir. En cambio, en las zonas montañosas en las que no hay servicio ferroviario y las líneas de autobús se han visto suspendidas o reducidas a unos pocos autobuses al día, la gente depende de los automóviles para hacer la compra o visitar el hospital. Los esfuerzos para promover la entrega de licencias deben venir acompañados de medidas para atender las necesidades de transporte de las personas que viven en estas áreas.

Fuente: nippon.com

Médicos japoneses proponen subir la “desfasada” edad de jubilación a los 75

  • emperadores-japonLos defensores de esta medida afirman que las personas de entre 65 y 74 años deben estar dentro de un grupo “pre-vejez” para animarles a seguir trabajando
  • Se prevé que la proporción de personas mayores de 65 años en Japón pase de un 27% a un 38% y que la población caiga de 127 millones en 2015 a 88 millones en 2065

Los médicos tienen una idea nueva para ayudar a Japón a seguir el ritmo al rápido envejecimiento de su población: aumentar la definición de personas de la tercera edad a aquellos a partir de 75 años.

Uno de los máximos defensores de esta propuesta afirma que la barrera comúnmente aceptada de los 65 años está “terriblemente desfasada” y hay que aumentarla teniendo en cuenta la mayor esperanza de vida y las actitudes sociales cambiantes respecto al envejecimiento.

El doctor Yasuyoshi Ouchi, exdirector de la Sociedad Geriátrica de Japón, afirma que la propuesta no pretende servir de tapadera política para aumentar la edad de jubilación. En este sentido, la gente cercana a los 70 años debería tener mayor flexibilidad para continuar trabajando o, en su lugar, hacer labores voluntarias para grupos de la comunidad, si así lo desean.

“A aquellos que sienten que todavía están en condiciones de trabajar cuando cumplen 60 o 65 años se les obliga a jubilarse y eso significa que personas que solían ayudar a otras se convierten, en su lugar, en aquellos que necesitan ayuda de otros”, ha explicado este martes Ouchi en un acto en el Centro de Prensa Extranjera de Japón. “Creemos que este tipo de trato está muy desfasado”, ha añadido.

Bajo las propuestas avanzadas este martes por un comité conjunto de la Sociedad Gerontológica de Japón y la Sociedad Geriátrica de Japón, la gente entre 65 y 74 años se incluiría en un grupo denominado edad ‘prevejez’ y aquellos mayores de 75 años se considerarían personas en la vejez. Por último, los mayores de 90 entrarían dentro del grupo “supermayores”.

Japón se ha enfrentado durante mucho tiempo a los retos demográficos, dado que la gente mayor cada vez representa una proporción más importante de una población en declive. Se prevé que la proporción de personas mayores de 65 años pase de un 27% a un 38% en 2065.

Esto presenta retos presupuestarios, ya que un número menguante de contribuyentes en edad laboral tendrá que sostener mayores exigencias en sanidad y servicios de atención. En 2015, un jubilado estaba respaldado por una media de 2,3 trabajadores, pero este ratio pasará a 1,3 trabajadores en 2065, de acuerdo con datos oficiales.

Ancianos cada vez más jóvenes

Ouchi, director del hospital Toranomon de Tokio, afirma que el envejecimiento de la población a menudo se describe como algo negativo, pero él ve un futuro vibrante en el que la gente mayor se vea animada a contribuir a la sociedad si todavía tiene el deseo y la capacidad de hacerlo.

El director del hospital hace referencia a un sondeo oficial en el que solo el 5% de los encuestados considera mayor a una persona de 65 años. También menciona indicios de un “rejuvenecimiento” en la salud de las personas mayores en Japón en las últimas décadas.

Por ejemplo, aunque el riesgo de infarto aumenta a medida que la gente se hace mayor, se ha producido una reducción generalizada de este tipo de casos en las personas de entre 65 y 79 años entre 1995 y 2010. Otro estudio revela un aumento de la velocidad a la que caminan las personas mayores y un aumento en la fuerza de agarre entre los años 1992 y 2002, con este fenómeno más pronunciado entre las mujeres.

“Creemos que la marca de los 75 años es bastante apropiada porque desde la experiencia clínica podemos ver que a los 75 años normalmente se produce un punto de inflexión”, explica Ouchi, añadiendo que se tienen que respetar las diferencias individuales y la diversidad.

Uno de los principales defensores del envejecimiento positivo, Shigeaki Hinohara, murió este martes con 105 años. El presidente honorífico del Hospital Internacional de San Lucas, en Tokio, continuó practicando la medicina después de cumplir los 100.

Hinohara fue un orador prolífico que a menudo pedía a la gente mayor mantener una vida social activa y tomar el control de su destino. Estaba entre las 65.692 personas centenarias viviendo en Japón el año pasado, un número récord.

Se prevé que la población de Japón caiga de 127 millones en 2015 a 88 millones para 2065, pero probablemente la porción de gente mayor de 65 años aumente de los 34 millones actuales a un pico de 39 millones para 2040, antes de volver a caer a los 34 millones en 2065.

Las proyecciones del Instituto Nacional de Investigación de Población y Seguridad Social asumen índices “medios” de fertilidad y mortalidad, con la esperanza de vida de los hombres en 84,95 años y la de las mujeres en 91,35 años.

Problemas de envejecimiento

Aunque la mayor esperanza de vida es algo positivo, los servicios sanitarios han notado un incremento en el número de gente con demencia. El ministro de Sanidad de Japón pronostica que alrededor de siete millones —o el 20% de los mayores de 65— sufrirán esta enfermedad en 2025, según ha informado Kyodo News.

También ha habido preocupaciones sobre el aumento en el número de accidentes de tráfico de personas mayores, lo que ha desencadenado una serie de ideas creativas para encontrar soluciones. Bajo un programa puesto en marcha el año pasado en la prefectura de Aichi, en el centro de Japón, a los conductores de tercera edad que renuncian a sus licencias se les conceden descuentos en ramen noodles en 176 restaurantes.

El emperador Akihito, de 83 años, provocó un debate el año pasado sobre la tercera edad al anunciar su deseo de abdicar, pensando que le sería difícil continuar con sus obligaciones oficiales. El mes pasado, el Parlamento aprobó una legislación excepcional que le permitiría convertirse en el primer emperador en dimitir en más de 200 años.

Fuente: eldiario.es

Japón vuelve a batir su propio récord de personas centenarias con más de 65.000

mayor-japonesaJapón ha batido de nuevo su cifra récord de ciudadanos centenarios con 65.692 registrados en el censo, lo que supone 4.124 o un 6,7% más que en septiembre de 2015, según datos publicados por el Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar.

De ellos, el 87,6% son mujeres, según las cifras dadas a conocer con motivo de la celebración del ‘Día del respeto a los mayores’, festividad nacional que se conmemora el 19 de septiembre. A su vez, el número de centenarios por cada 100.000 japoneses se situó en septiembre de este año en 51,68.

El volumen de centenarios se ha incrementado de manera continua desde 1971 y el Ministerio prevé que lo siga haciendo principalmente por los avances en materia de tratamientos médicos. Cuando las autoridades niponas comenzaron a recopilar datos en 1963 el número de centenarios fue de 153, cifra que 35 años después, en 1998, superaría por primera vez los 10.000.

En 2007, 2012 y 2015 el total superó los 30.000, 50.000 y 60.000, respectivamente. Por otro lado, el número de mujeres centenarias aumentó en 3.797 (o 7,06%) hasta las 57.525, mientras que el número de hombres mayores de 99 creció en 327 (o un 4,1%) hasta los 8.167.

La esperanza de vida media para las mujeres se sitúa en septiembre de 2016 en 87,05 años, mientras que para los hombres se queda en 80,79. La prefectura japonesa con mayor proporción de personas mayores de 99 años es la de Shimane, al oeste, mientras que la de Saitama, al norte de Tokio, es la que menos centenarios tiene en relación a su población total.

Fuente: la sexta

El peor tsunami japones no se produce en el mar

Ya el 5 de mayo, opinamos sobre el problema demográfico japones, ¿Japón nos muestra cual será el futuro de nuestro país?

Y el 15 de mayo, el Presidente Fundación Edad&Vida, Eduardo Rodríguez Rovira, hace pública la siguiente carta:

Eduardo_Rodriguez_Rovira«Japón está desgraciadamente sometido a periódicas tragedias naturales, terremotos y consiguientes maremotos. Hemos vivido recientemente el de 2011, que provocó los gravísimos problemas en la central de Fukushima y que causó 20.000 muertos o desparecidos.

Pero en Japón existe otra clase de tsunami que ha sido anunciado con tiempo, aunque no se le ha prestado atención con acciones preventivas y como consecuencia está motivando ya anualmente una hecatombe en la población japonesa: su desplome a causa del envejecimiento y de la insuficiente capacidad de sustitución por nuevas generaciones.

Por tercer año consecutivo ha disminuido la población de Japón. Nada menos que 217.000 personas, es decir 0,17% de la población de 127 millones de habitantes.

Las personas mayores de 65 años representan más de un cuarto de la población (en España  alrededor de 17%) y es el segmento que aumenta más rápidamente (en el año más de un millón de personas).

En paralelo la población en edad de trabajar descendió también un millón de personas y en Japón no existe prácticamente inmigración, que no es bien vista por la población, por lo que se encuentra en una situación comprometida a corto y medio plazo.

La preocupación de los políticos es grande porque el tsunami ya está encima y se anticipan enormes problemas para el pago de las pensiones, la atención sanitaria y graves repercusiones en la producción y la economía. Está claro que las medidas se debían haber preparado cuando se anticipó con toda claridad hace años el cambio demográfico inminente.

La alarma ya ha llegado a España también. En 2013 descendió la población por primera vez desde que se publican las series históricas (1971), en número de 113.902 personas. Pero el análisis indica que se ha debido principalmente a movimientos de emigración (162.390 salidas), ya que el saldo vegetativo, aunque magro, fue todavía positivo, 48.488 personas.

La  previsión, según el INE, es que llegaremos a perder dentro de cuarenta años un 10% de la población, que disminuirá hasta los 41 millones, salvo que se produzcan de nuevo movimientos migratorios masivos. Desde 2018 los fallecimientos superarán a los nacimientos. En 2040, la población mayor de 65 años alcanzará el 37%.

La tasa de natalidad española es una de las más bajas de la UE, y por tanto del mundo, 1,36 hijos por mujer, pero no existe una política familiar enérgica para resolver este importantísimo problema demográfico, de incalculables consecuencias económicas y sociales.

El tsunami poblacional, nos alcanzará, como está ocurriendo en Japón, si no ponemos nuestras barbas a remojar…»