Cada vez más los abuelos ejercen de niñeras con sus nietos, especialmente cuando llegan las vacaciones de verano y los padres no saben qué hacer con sus hijos, pues deben trabajar. Y qué mejor compañía para los niños que los abuelos con su experiencia, su amor y su ternura. Los abuelos pueden ofrecerles una relación intergeneracional que los ayuda a crecer y a madurar, mientras los nietos les regalan un poco de su alegría y al mismo tiempo los rejuvenecen. «Los nietos también nos trasmiten muchas sensaciones, como la juventud, pues vivimos con intensidad todos los pasos que ellos están dando y, aunque es agotador seguirles el ritmo, eso nos hace sentir más jóvenes en todos los sentidos. También nos obligan a pensar más», opina Carmen Alvear, de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (Ceoma) y abuela de 15 nietos.
Pero no es lo mismo criar a un hijo que a un nieto, y los abuelos han sido siempre los encargados de darles muchos besos, de aumentar su autoestima, de encargarse de muchos de los juegos y de no cansarse de decir que son los más guapos.
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