Ocho secretos para una jubilación activa

envejecimientoactivo

Es un cambio vital. Y son muchas las circunstancias que condicionan una jubilación feliz y placentera o, por el contrario, algo desgraciada. Las condiciones económicas derivadas de esa situación, el estado de salud en el que nos encontremos, las circunstancias de la familia, nuestro entorno… «Primero viene un periodo de luna de miel, pero son unas vacaciones que matan a cualquiera, después llega la crisis personal», afirma la psicóloga clínica especializada en Gerontología, María Dolores Ortiz.

En el camino se producen pérdidas y se abren nuevas oportunidades, y un proceso que no está exento de riesgos como advierte Ortiz. «Hay que reajustar la rutina, los horarios y el cambio de vida. Incluso las relaciones personales, porque en el trabajo había unas relaciones diarias que se dejan de mantener y tenemos que reconstruir ese tiempo de relaciones en otro entorno. E indudablemente también hay que reajustar los tiempos de pareja».

Estas son algunas de las claves para que todo sea más fácil:

1. No hay que encerrarse en casa y sí manterse activo física e intelectualmente. Para ello, es recomendable andar, ir al gimnasio o practicar algún deporte, lo que previene de enfermedades y mantiene bajo control las que ya se padecen.

2. Participar. El voluntariado permite a muchos jubilados sentirse útil y reconocido. Hay miles de ONG, organizaciones de mayores, parroquias, asociaciones de vecinos que estarían encantos de recibir más ayuda, sobre todo en estos tiempos.

3. Planificar la jubilación. Los cursos de preparación a este cambio tan drástico en la vida son de tremenda utilidad, según los expertos. Comunidades autónomas, ayuntamientos, sindicatos, asociaciones de mayores, empresas… los ofrecen tanto para el jubilado como para su pareja. Hay que plantearse cuestiones como dónde voy a vivir, cuáles serán mis ingresos, cómo me realizo, cómo utilizo el tiempo libre…

4. Relacionarse. En el trabajo había compañeros con los que comentar cada día el partido de fútbol, la película de la noche anterior… Ahora ese escenario ha desaparecido. Pero la jubilación da también la oportunidad de conocer a otras personas y de cuidar a los amigos que ya teníamos.

5. Prepararse para vivir con menos dinero..Muchas veces no empeora la calidad de vida, porque al no trabajar también se suprimen otros gastos: transportes, comer fuera de casa e incluso ropa.

6. La pareja, fundamental. Por eso, hay que ayudarse mutuamente y ponerse en el lugar del otro para entenderle mejor. Ambos miembros de la pareja van a tener que modificar sus hábitos porque pasarán muchas horas juntos. Compartir actividades juntos es bueno, pero cada uno debe conservar su espacio.

7. Dialogar y negociar el uso del tiempo, de los espacios y de las relaciones en el hogar. La nueva situación va a exigir un esfuerzo de adaptación de la pareja.

8. Compartir con los nietos. No quiere decir que los abuelos tengan la servidumbre de cuidarlos, sino de compartir tiempos con ellos, de trasmitirles enseñanzas, valores, de disfrutar de la relación.

El inevitable periodo de adaptación

M. J. P.
La adaptación suele durar año y medio, según Ortiz. «Y normalmente, las mujeres suelen hacerlo mejor y tener menos riesgos que los hombres porque han llevado la doble jornada y ellas dan una continuidad a sus tareas», concreta. A esas alturas de la vida, cada uno debe ser consciente, como dice la psicóloga, de que «uno es lo que es como persona independientemente de la posición laboral». Sin embargo, hay que tener una máxima según afirma José de las Heras, coordinador del programa «Madurez vital» de Ceoma, la Confederación Española de Organizaciones de Mayores. «Dejar de trabajar -explica- no quiere decir dejar de realizar actividad. Uno se jubila del trabajo de la nómina pero no de la vida».

Leer noticia.

Etiquetas