Una mujer mexicana de 100 años, que de niña no pudo ir a la escuela por su pobreza, acaba de terminar la primaria

Manuela HernándezUna mujer mexicana de 100 años, que de niña no pudo ir a la escuela por su pobreza, acaba de terminar la primaria con un programa especial de educación para adultos. «Casi no puede caminar y ha sido un logro bastante importante», dijo la jefa del departamento de planeación del Instituto Estatal de Educación para Adultos (IEEA) del estado de Oaxaca, Norma Jiménez López.

La recién graduada, Manuela Hernández, nacida el 17 de junio de 1913 en la ciudad de Tuxtepec, relató que cuando era pequeña un tío la ayudó a entrar a la escuela, pero sólo pudo completar el primer grado porque sus padres necesitaron que empezara a trabajar.

«Al año siguiente, que yo ya podía lavar y planchar, ya no me dejaron ir pues les hacía falta en el trabajo», dijo. Según explicó Jiménez, el sistema de educación para adultos es un modelo flexible y abreviado que permite a los adultos mayores completar la primaria en promedio en unos dos años y medio a tres, en lugar de los seis habituales.

Sin embargo, cada caso es diferente. Algunos de los estudiantes llegan con conocimientos adquiridos en la vida que se les acreditan como parte de su plan de estudios. Hernández tuvo que hacer sólo un año porque ya sabía leer y escribir. «La mejor carrera es el estudio», afirmó después de recibir el certificado la semana pasada, según un comunicado difundido por el IEEA.

La mujer, un ama de casa viuda con dos hijos, contó que le gusta mucho leer, pero que su vista ya está cansada y a veces se le dificulta. Estudiar hace de la gente «mejores personas», señaló. «Cada vez que aprendo algo me digo a mí misma: ahora ya no me van hacer guaje (engañar)».

El IEEA informó que actualmente atiende a unas 7.700 personas de más de 65 años, de los cuales el 85 por ciento está siendo alfabetizado o cursa la primaria y el 15 por ciento estudia la secundaria. «Es en general gente que no pudo estudiar porque eran muy pobres y tuvieron que trabajar», dijo Jiménez. «Para ellos es un logro: pasar un examen, socializar con otras personas en los círculos de estudio, tener el reconocimiento. Es algo que los hace sentir muy orgullosos».

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