Dependientes y mujeres, un binomio inseparable

DependientesUna breve cronología de hechos en relación con la tan manida y conocida Ley de Dependencia o de Pro moción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en situación de Dependencia (Ley 39/2006 de 14 de diciembre) sentó las bases para construir el futuro Sistema Nacional de Atención a la Dependencia, que financia los servicios que necesitan las personas dependientes, bien por enfermedad o accidente o suceso incapacitante, o para que al llegar a la vejez se les garantice un sustento mínimo.

No podemos obviar que las personas dependientes están incapacitadas para desarrollar actividades de la vida diaria y requieren ayuda para realizarlas. Nuestra labor como ciudadanos es potenciar al máximo la independencia en el dependiente. A ese espejismo, por realista, conviene que nos apliquemos todos para hacer un país más sano y equilibrado.

De los 46 millones de españoles del año 2008, unos 2 millones eran dependientes y concluyen varios estudios que la dependencia era más evidente con el aumento de la edad de las personas, más frecuente entre las mujeres y entre personas de clase social con menor formación. Los datos hablan por sí solos y configura una silueta reveladora, persona mayor, mujer y sin formación.

Si valoramos el orden de aparición de la dependencia y su prevalencia de las discapacidades que pueden provocar dependencia personal, en primer lugar y con más frecuencia, encontramos los problemas relacionados con la movilidad exterior; siguen las dificultades en las tareas habituales del hogar y, en tercer lugar, los problemas de cuidado personal.

Y vuelven las mujeres. La ayuda familiar es la principal respuesta y, normalmente, viene de la mano de mujeres: la hija que asume el cuidado de sus mayores (y que la actual ley condena a malvivir en el futuro por ausencia de protección en el sistema de Seguridad Social), la esposa que cuida varón, la madre que cuida hijo/a dependiente, mujeres que no ven otro horizonte. De nuevo mujeres perdedoras por cuidadoras.

La ley anterior contó con un amplio debate a lo largo de todo el año 2006 y en noviembre de ese año contó con el apoyo mayoritario de los diputados representativos y el 1 de enero de 2007 empieza a andar. Sin tiempo para grandes conclusiones y reflexiones, con el acceso del Partido Popular al gobierno en 2011, y sin debate alguno en la sociedad, ya en el primer Consejo de Ministros de 30 de diciembre de 2011 paraliza la aplicación de la Ley de Dependencia, dejando fuera del sistema, y de un plumazo, a unos 400.000 españoles con dependencia moderada.

Posteriormente, con la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2012, se retiran 283 millones de euros para dependientes moderados y, consecuentemente, las comunidades autónomas se ven obligadas a retirar otros 283 millones de euros al anularse la partida que lo sustentaba.

Medio año después modifica el gobierno la Ley de Dependencia del gobierno socialista y paraliza la aplicación de algunos conceptos de la misma, por dos años, haciendo importantes reformas en otros aspectos, para lo que recurre al R.D. Ley 20/2012, de 13 de julio. Pasado un año de aplicación del precitado R.D. Ley, y sólo en el período agosto 2012-agosto 2013, sacamos conclusiones conmovedoras, como que 122.244 personas han sido expulsadas del sistema de dependencia y no reciben prestación o han dejado de tener derecho a la prestación por dependencia. De nuevo el colectivo femenino es el más golpeado y afectado por la medida. De nuevo mujeres sufridoras por mujer-dependiente o por mujer-cuidadora. Mujeres, personas al fin y al cabo. Y eso, sin citar a los varios miles de solicitantes que no se han registrado para demanda de dependencia en todo el país.

A todo esto debemos sumar los miles de dependientes que han visto recortadas sus prestaciones por múltiples motivos y que, incluso, paradojas aparte, ha contribuido a aumentar hasta el número de separaciones matrimoniales, por afectar a las uniones de dependientes, fórmula más habitual de convivencia entre este colectivo. Y es que pensiones entre los 300? y los 350? para quienes necesitan afrontar gastos extraordinarios, por necesarios y no habituales en familias normalizadas, no dan para mantener a quienes quieren vivir la dependencia con la mayor independencia posible.

Si ponemos cara a la realidad en un municipio tinerfeño como Icod de los Vinos, obtenemos que, de una u otra manera, los actuales desmanes del gobierno de Madrid con la Ley de Dependencia afectan a más de 300 familias, a las que condenan a vivir en la intransigencia y el desconcierto.

Los datos no evidencian sino un desplome absoluto del sistema de dependencia, pasando varios cientos de miles de personas, la mayoría mujeres, el calvario de la inmundicia y el abandono, al no poder disponer de unos recursos mínimos que garanticen una vida desde la mayor dignidad posible. Lamentos aparte, tiene rostro de mujer y llevan la peor parte.

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