Los diseñadores han estado ignorando por completo el mercado formado por las personas mayores de 65 años

IrisReproducimos la entrevista a Iris Apfel, publicada en XLSemanal. A sus 93 años, esta diseñadora y decoradora de interiores es más que una leyenda viva. Icono del estilo y gran personaje de la sociedad neoyorquina, Iris Apfel ha trabajado para nueve presidentes de los Estados Unidos y ha merecido una exposición en el Museo de Arte Metropolitano de Nueva York por su estilo de vestir. Ahora, un documental ‘Iris’ repasa su vida.

Me parece de locos. Llevo setenta y pico años haciendo lo mismo. Es posible que fuera una adelantada a mi tiempo y que la gente al final se haya puesto a mi nivel». Lo cierto es que no hay tantas mujeres de 93 años que aparezcan en las portadas de las revistas de moda. Iris es toda una leyenda, una diseñadora y decoradora de interiores que ha trabajado para nueve presidentes (Truman, Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon, Ford, Carter, Reagan y Clinton) y a la que el Museo de Arte Metropolitano de Nueva York le dedicó una exposición en 2005 por su estilo de vestir inconfundible. Vestir es como el jazz, dice: «Hay que improvisar y reinterpretar». Así lo certifica Iris, el último documental dirigido por Albert Maysles. Hablamos con ella.

XLSemanal. ¿Cree que nuestro concepto sobre la edad está cambiando?

Iris Apfel. No tan rápido como desearía. Los diseñadores han estado ignorando por completo el mercado formado por las personas mayores de 65 años. Tenemos tiempo de sobra y dinero para gastar, pero no hay manera de que podamos encontrar algo que comprar. ¡Todas las prendas se diseñan para jovencitas de 15 años! Por supuesto, es necesario atender al mercado juvenil, pero no con vestidos de cinco mil dólares.

XL. Usted es profesora en la Universidad de Texas. ¿El estilo se puede enseñar?

I.A. No. Lo que sí se puede enseñar es cómo funciona el mundo de la moda. Pero el estilo no tiene nada que ver con el dinero que te gastes en trapitos. En la vida he visto a unas personas con tanto estilo como en Nápoles justo después del final de la Segunda Guerra Mundial. Y eso que iban prácticamente con harapos. Pero su forma de llevarlos, de moverse… Tenían un aspecto fabuloso, fabuloso de verdad.

XL. Los diseñadores siempre están elogiándola por su estilo excéntrico, pero muchos de esos mismos profesionales acostumbran a vestir de forma sobria y poco llamativa. ¿Cómo se lo explica? 

I.A. Muchas personas dicen que les encantan mis modelos, pero ni en sueños se los pondrían. Porque se sienten intimidadas. Una tiene que conocerse muy bien y saber hasta dónde puede llegar. Si no te sientes cómoda con una prenda por muy maravillosa que sea, vas a parecer un espantapájaros, porque esa sensación de incomodidad se transmite. A mi modo de ver, es preferible renunciar al estilo pero sentirte contenta y feliz.

XL. ¿Le suena la palabra normcore? 

I.A. ¿Normcore? ¿Y eso qué es?

XL. En pocas palabras, ir vestidas con los diseños más simplones y pedestres, con ropas de supermercado, o casi. Es una forma de llevar la contraria al mundo de la moda. Es la nueva tendencia.

I.A. Por favor… Yo no tengo nada que ver con todo eso.

XL. Bueno, a la gente también le encanta la decoración minimalista, los espacios diáfanos y desnudos. Usted, sin embargo, es conocida por todo lo contrario, por tener la casa llena de tesoros. ¿Por qué?

I.A. Sencillamente, me gusta vivir rodeada de objetos personales. Esa tendencia al minimalismo absoluto es síntoma de falta de historia personal, de falta de alma; yo la encuentro un punto patética. Porque me parece maravilloso tener muchas cosas y vivir con los recuerdos que te traen, con todo cuanto te produce placer y alegría.

XL. ¿Antes la gente era más glamurosa?

I.A. Bueno, una tenía que trabajárselo, y era preciso contar con un poco de imaginación. Creo que la mayoría de la gente joven se ha visto afectada pero que muy negativamente por todo ese cuento de Internet, donde las cosas se reducen a pulsar una tecla. No parece que sepan hacer mucho más. Basta con mirar alrededor. Muy pocas relaciones personales les duran algo de tiempo. No saben leer. No saben escribir. No tienen la menor elegancia a la hora de moverse en sociedad. Es un fenómeno que me deja anonadada. No creo en las redes sociales ni siento el menor respeto por ellas.

XL. Nueva York ha cambiado muchísimo durante los 93 años que lleva viviendo en la ciudad. Por poner un ejemplo, los famosos almacenes Loehmanns, especializados en saldos, han desaparecido…I.A. Me entristecí mucho al enterarme. ¡Eran una verdadera cueva del tesoro! Fue una pena. Aunque en los últimos años tampoco he hecho muchas compras. No me hace falta nada.

XL. Bueno, Loehmanns también tenía sus inconvenientes, como sus probadores colectivos…

I.A. Nada sale gratis en la vida, amiga mía. Todo tiene su precio, pero aquel era un precio muy pequeño a cambio de lo que te ofrecían. ¿Una mujer desnuda y con el culo gordo? A mí no me molesta, siempre que me deje espacio para verme en el espejo.

 

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