Ana Isabel Esteban: «Cada vez hay menos personas con edad de cuidar a los mayores»
Ana Isabel Esteban, Presidenta de Solidaridad Intergeneracional, «La Junta de Castilla y León está potenciando la figura del asistente personal con la idea de generar empleo».
Ana Isabel Esteban considera que el jaque mate ha llegado a la prestación social principalmente para el cuidado en el entorno familiar «ya que hay familias que no cobran más de 40 euros, aunque el dependiente sea de grado tres».
–¿En qué punto está la Ley de Dependencia con las modificaciones?
-Muy rebajada de dotación económica y ha variado bastante. Las mayores reformas se han producido desde 2011, cuando la administración ha priorizado los servicios a través de empresas a la prestación directa a las familias. Los grados siguen siendo 1, 2 y 3, pero han desaparecido los niveles por cada grado y queda establecido como leve, severo y gran dependiente. Para el grado 1, siempre que no se tenga más que la pensión contributiva, la administración le puede llegar a pagar 300 euros, 426 al grado 2 y 715 al gran dependiente, que necesita atención las 24 horas del día. Con lo cual todo el mundo tiene que realizar un copago porque no es suficiente. Desde 2012 no ha habido modificación alguna, antes estas cuantías se iban revalorizando con el coste de la vida, pero ahora el IPC no sube.
-¿En los últimos años, gente que con familiares en residencias ha prescindido de esta atención porque no puede pagarla?
-Hubo muchas personas que valoraron el coste de la residencia y decidieron prestar ellos mismos la atención. Pero ¿qué pasó? Que el Estado dio el jaque mate a la prestación para el cuidado en el entorno familiar. Un cuidado que mayoritariamente corre a cargo de las mujeres de la familia y fuera de ella pues son las que prestan los servicios de atención a domicilio y la dependencia. La gente tiene que saber cómo está el asunto. Porque si estás en una residencia y no estás valorada puede ser que la deuda que se acumula le pase luego factura a la familia porque pagas el importe de la pensión, pero el coste real es mayor, se va acumulando una deuda y al fallecer se mira el patrimonio y se cobra. Hay facturas que llegan a los 25.000 euros. Antes estaba prohibido generar deuda a los familiares y ahora hay gente que no sabe con qué se puede encontrar una vez fallecido el dependiente.
–¿Hay alguna alternativa nueva a la residencia para cuidar al dependiente en casa?
-Sí. La Junta está potenciando la figura del asistente personal. Tu te das de alta como autónomo y es el beneficiario de la prestación el que te paga por los servicios prestados. En Castilla y León hay 188 y en Zamora una decena. Sí que es un revulsivo para crear empleo ya que va orientado a la asistencia de todos los grados, tienes que estar registrado en la Junta de Castilla y León y cotizas como autónomo mensualmente. También puede ser que una empresa te contrate o trabajar de autónomo para esa empresa.
–Antes de 2007 cuando comienza a desarrollarse la ley de dependencia, ¿qué asistencia había?
-Estaban los servicios sociales, que fueron transferidos a las comunidades autónomas. A partir de que entra en vigor la dependencia es un derecho subjetivo de la ciudadanía que se puede reclamar en el juzgado.
– El gran reto es mantenerla con la merma de ingresos por falta de población activa y el coste que supone.
-Hay más de 10.000 centenarios en la actualidad en España, el 5,4% de la población tiene más de 80 años. Y es a partir de esa edad cuando yo creo que en un futuro se va a necesitar asistencia. Porque envejecer es lo mejor que nos puede pasar y yo creo que estamos cada vez más concienciados de que es un reto llegar bien a esa edad. Aprendemos cómo cuidarnos, estar activos y relacionarnos. Lo que está claro es que debe establecerse una coordinación sociosanitaria distinta a la que tenemos. Una plaza de hospital tiene un coste de 500 euros diarios, mientras que una de residencia son 50, con lo cual tiene que haber un servicio intermedio que favorezca el ahorro económico. Y cada vez hay en las familias menos personas con edad de cuidar a la gente mayor. Esto está pasando ya ahora mismo, porque las cuidadoras tienen entre 45 y 64 años. El envejecimiento en los pueblos es alarmante.
Fuente: La Opinión de Zamora.