Una alimentación adaptada ayuda a los mayores a contrarrestar los efectos del calor

calor-tercera-edad-• Las bebidas carbohidratadas, azucaradas y alcohólicas aumentan el riesgo de una posible deshidratación

• Es recomendable incorporar alimentos frescos y ligeros con elevado contenido en agua y fibra como hortalizas y verduras

• Mantenerse hidratado y comer ligero ayuda a prevenir los golpes de calor

Con la llegada del verano y la subida de temperaturas, se tiende a reducir el consumo de alimentos para mantener la temperatura corporal. En esta línea es recomendable que las personas mayores adapten su dieta a sus necesidades energéticas y nutricionales para que así la alimentación contribuya a minimizar los posibles riesgos del calor como deshidratación, desgana e incluso golpes de calor.

Es recomendable que los mayores durante el verano lleven una dieta distinta a las estaciones de otoño e invierno ya que las diferentes temperaturas condicionan las necesidades energéticas y de nutrientes. “Algunos de los platos de las dietas de otoño-invierno se pueden seguir consumiendo en verano, sin embargo, se deben hacer modificaciones para llevar una dieta equilibrada y saludable, con alimentos ligeros, refrescantes y fáciles de digerir, que cubran las necesidades del organismo” añade el doctor David Curto, jefe de gestión asistencial de Sanitas Mayores.

Además es necesario incrementar de forma considerable el consumo habitual de agua comprendido entre 1,5 y 2 litros diarios ya que a mayor edad  existe un mayor riesgo  de deshidratación. Las personas con una edad comprendida entre 85 y 99 años tienen una probabilidad 6 veces mayor de ser hospitalizados debido a la deshidratación en comparación con aquellas con una edad entre 65 y 69 años. Mantenerse hidratado de manera constante con agua u otros líquidos es también una medida preventiva contra los golpes de calor que, en los peores casos pueden ocasionar el fallecimiento. Desde 2004, más de 120 personas  han fallecido por esta causa en verano según datos del Plan Nacional de Acciones Preventivas contra los Efectos del Exceso de Temperaturas.

“Es importante evitar las bebidas carbohidratadas y azucaradas, que no aportan ningún nutriente y generan una mayor sensación de sed, y las bebidas alcohólicas, ya que aumentan el riesgo de posible deshidratación y tienen más efectos secundarios cuando las temperaturas son altas” puntualiza David Curto.

No obstante, hay personas mayores a las que les resulta muy difícil ingerir agua, ya que no siempre les gusta o presentan problemas de deglución. Las alternativas a este problema son beber agua en pequeños sorbos, añadir unas gotas de zumo para dar otro sabor e incluso complementar la ingesta con infusiones, zumos y frutas con alto contenido en agua como el melón, la sandía o el pomelo.

Dieta para combatir las altas temperaturas

Según Lina Robles Salmerón, nutricionista del Hospital Sanitas La Zarzuela, “con el calor el apetito disminuye y se tiende a comer y beber menos. Una recomendación para evitar la desnutrición  y estar bien hidratado es hacer comidas frías, poco elaboradas, que, además de alimentar aporten todos los nutrientes necesarios”.

En cuanto al tipo de alimentos  “se debe ingerir a diario hortalizas y verduras, como tomates, lechuga, pepino, col, calabacín, berenjena y muchas otras, que además se pueden incorporar con facilidad en las ensaladas” añade.  Dentro de los alimentos recomendados para los mayores durante el verano, también destacan:

  • Frutas: Es recomendable alternar frutas propias de las estación ricas en agua como el melón, sandía, fresas, melocotón, albaricoques, ciruelas o uvas. Además se pueden combinar en forma de macedonias de frutas o batidos para estimular el apetito gracias al atractivo colorido.
  • Cereales: Son una buena alternativa a los alimentos muy calóricos, en especial a los ricos en grasas saturadas como las carnes grasas, los embutidos o los quesos curados. Los más recomendables son los cereales integrales.
  • Alimentos ricos en ácidos grasos mono y poli-insaturados: El pescado azul y los frutos secos oleaginosos se comprenden dentro de este grupo ya que son ricos en ácidos grasos O3 mientras que el aceite de oliva y los aceites de semillas son ricos en ácido oleico.

Recomendaciones que la nutricionista Lina Robles incluye en la siguiente propuesta de menú semanal:

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