Los viajeros mayores de 50 años ya tienen su comunidad The Freebird Club

The Freebird ClubViajar no entiende de edades. Si buscas vivir una experiencia divertida y conocer gente de otras partes del mundo, The Freebird Club es tu sitio. ¡Únete!

Los bellos paisajes de Irlanda, dominados por el verde de los campos, el marrón de los acantilados y el azul intenso del Atlántico, fueron testigos del comienzo de esta aventura. Todo empezó en el espectacular condado de Kerry, donde Peter Mangan decidió alquilar su casa de campo a visitantes de otros países.

Pero fue su padre, ya jublilado, quien se encargaba de recibir a los húespedes, mientras Peter estaba fuera trabajando en una universidad de Dublín. Cuando llegaba gente de su edad a pasar unos días en su casa, la conexión era tal que Owen salía con ellos por los pubs del pueblo alguna noche, jugaban juntos al golf y se encargaba de ser su guía turístico, compartiendo su vida y haciéndoles sentir como auténticos locales.

Las relaciones anfitrión-invitado pasaron a convertirse en amistades verdaderas, por lo que Peter decidió dar un paso más y brindar la posibilidad de vivir esta experiencia a adultos de todo el mundo. Así nació en 2017 The Freebird Club, una plataforma social de viajes y alojamientos, exclusiva para mayores de 50 años.

“El compromiso social que le proporcionaba era como una nueva oportunidad de vida y le encantaba. Además, las críticas de los huéspedes fueron excepcionales, mencionando a menudo este aspecto social como el punto culminante de su viaje”, explica Mangan.

Los socios de esta comunidad ofrecen el alquiler de sus habitaciones libres con el fin de generar unos ingresos extra, conocer gente nueva y, a la par, tener la posibilidad de recorrer mundo de una forma enriquecedora.

“Hasta ahora el feedback de los miembros ha sido maravilloso. Aparte de las habituales reseñas sobre la experiencia durante la estancia, hemos recibido numerosos correos electrónicos de gente comentándonos cuánto les ha gustado la idea y planteándose ofrecérsela a las personas mayores que conocen, especialmente a aquellas que se encuentran solas”, confiesa.

NUNCA ES TARDE SI EL DESTINO ES BUENO

Australia, Bahamas, República Dominicana, Canadá, Brasil, Bélgica, Colombia, Costa Rica, República Checa o Austria son algunos de los maravillosos destinos que los miembros de Freebird pueden escoger. Ya suman unos 350 alojamientos en 31 países de todo el mundo, y la cifra promete seguir creciendo. Tanto como lo ha hecho el número de usuarios: 35.000 de 70 países diferentes.

“La tarea más importante en este momento es hacer crecer la red de anfitriones de modo que haya una amplia selección de ubicaciones, anfitriones y alojamientos, adaptándonos a las necesidades de nuestros miembros. Nos encantaría que cualquier lector mayor de 50 años, que esté interesado en recibir invitados de Freebird, se uniera a nosotros”, comenta Mangan.

El precio varía en función del lugar y la calidad del alojamiento. Puedes encontrar desde un precioso apartamento en Tailandia por menos de 10 € la noche, hasta villas de lujo en España o Francia por más de 100 €.

La esencia de The Freebird Cub son las personas, por ello encontraremos más habitaciones que casas o apartamentos. Además, en un futuro, la idea es realizar actividades en grupo o reuniones de personas con las mismas aficiones, como pueden ser el cine o la lectura.

“El objetivo del club es fomentar las conexiones sociales y el compromiso entre las personas, esto sólo es posible cuando se tiene un anfitrión que está allí durante la estancia. The Freebird Club se dirige a personas que quieren el toque personal de quedarse y conocer al dueño de la casa”, apunta Peter Mangan.

LOS REQUISITOS

Para viajar o ser anfitrión en Freebird, sólo tienes que abonar los 25 € del registro y ser aprobado por el resto de miembros del club. Una vez hecho esto, el usuario debe completar su perfil con el fin de encontrar afinidades entre invitados y anfitriones. Pero, sobre todo, el requisito imprescindible es ser mayor de 50 años. ¿Por qué? Su artífice nos ha dado la respuesta.

“El concepto original era para personas mayores de 60 años, ya que están más cerca de la jubilación y es más probable que tengan el tiempo y la inclinación de viajar y conocer gente, así como la necesidad de complementar sus pensiones. Sin embargo, el consejo que recibía de expertos en marketing era que, para atraer a personas de esa edad, hay que decir que es para mayores de 50. De ahí la franja escogida”, explica.

“El objetivo de The Freebird Club es permitir un envejecimiento activo, saludable y ‘conectado’. No tiene sentido para mí que haya tantos ancianos luchando contra la soledad y el aislamiento. Queremos empoderar a los mayores para que se conecten, viajen, se diviertan y disfruten del mundo que les rodea”, nos comenta.

Y para tranquilidad de aquellos que quieran formar parte de esta experiencia viajera, durante el proceso de incorporación, los artífices de Freebird se pondrán en contacto con los anfitriones y, por medio de una serie de preguntas (por Skype o por teléfono), se asegurarán de que sus hogares son adecuados, así como de que son conscientes del compromiso que supone unirse a esta comunidad.

“Como una característica adicional de confianza y seguridad hemos diseñado un sistema que permite a los miembros nombrar a un ‘amigo’ que tendrá acceso limitado a su cuenta y actividad en Freebird. Si el miembro reserva una estancia o aloja a un huésped, su ‘amigo’ recibirá una notificación y podrá ver el perfil de la otra parte y los detalles de la reserva realizada”, explica el creador de Freebird.

“Creemos que ahora mismo es el comienzo de un movimiento, por el cual estamos creando una comunidad que puede movilizar y empoderar a los mayores, sobre todo a aquellos que han olvidado lo que es conocer gente nueva y viajar. Cada movimiento depende de la comunidad, y esa será la clave del éxito de The Freebird Club”, concluye Mangan.

Fuente: The Freebird Club

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