La equinoterapia mejora el estado físico y mental de los mayores de una forma diferente

EquinoterapiaCuando internan a una persona mayor en una residencia parece que lo que le queda por vivir está condenado al aburrimiento y a la monotonía. En la Residencia Amma de Santa Cruz han querido acabar con este prejuicio ofreciendo entre sus servicios una terapia asistida con caballos al aire libre que mejora su estado físico y mental de una forma diferente.
Solemos asociar a un abuelo solitario con un pájaro, un perro o un gato. Y es que las mascotas y los animales en general no sólo dan compañía, sino que psicológica y físicamente pueden aportarles mucho más. Este es el caso de los caballos, cuya simple respiración puede relajar y mejorar la atención.
Una vez al mes, los residentes de Amma se preparan para una sesión de esta novedosa terapia. Se levantan temprano, se visten con ropa cómoda y suben a los coches que los llevan al Centro Hípico La Cordillera, en Guamasa. Una vez allí, los acomodan en las gradas del terreno a la sombra de unos grandes paraguas a la espera de su turno. «No podemos aferrarnos a un horario porque con ellos nunca se sabe», comenta una de las gerocultoras que acompaña al grupo.
Laura de la Rosa es la joven fisioterapeuta de la residencia y desde pequeña monta a caballo. «Quise unir las dos cosas que me gustaban», asegura, y por eso ahora es la monitora de estas sesiones de rehabilitación.
«Yo no me subo, que ya estoy muy mayor para eso», comenta una de las residentes. «Yo tampoco, que mi tiempo para montar a caballo ya pasó», responde otra. «Nos adaptamos a ellos. No tienen por qué subirse todos. Tocarlos o peinarlos también les sirve», explica De la Rosa. Pero no es eso lo que piensa el abuelo José Manuel Afonso. «¡Valiente!», le vitorean sus compañeros al acercarse pasito a pasito a la yegua. Afonso se mueve con dificultades por culpa del Parkinson.
Una vez junto al imponente animal, comienza a acariciarlo sin pronunciar una palabra. Llega el gran momento, los asistentes dirigidos por De la Rosa se disponen a aupar al inexperto jinete. De un empujón y a duras penas consiguen que Afonso se suba al equino, momento en que pronuncia las primeras palabras del día: «Coño, coño, coño», exclama del susto aferrado a las crines. De la Rosa lo calma y el abuelo empieza a relajarse y a disfrutar de la yegua. Poco a poco va enderezándose.
«El movimiento que haces con la cadera al estar subido es igual al que hacemos al andar. Así recuerdan cómo deben de moverse», comenta De la Rosa, que añade: «Además, al tener que estar derecho para no perder el equilibrio, conseguimos que su centro de gravedad deje de ser el parkinsoniano, hacia adelante, y vuelva a su sitio».
Afonso se relaja más y va sintiendo la caliente piel de Ina Dancing, una yegua de hipódromo de 13 años que De la Rosa educó para ser la encargada de la rehabilitación de los mayores, pero también disminuidos psíquicos y niños en general. «Los más pequeños que padecen hiperactividad montados en Ina se relajan y por fuerza tienen que estar tranquilos, porque si no ella se pone nerviosa y podría tirarlos», dice la joven fisioterapeuta.
«Para otro tipo de patología usamos a Margarita, una yegua más baja y ancha que Ina para que les sea más fácil subirse», aclara se la Rosa. Ana Díaz Armas, la directora de la Residencia, asegura que llevan cuatro meses con la terapia. «Venimos una vez al mes en grupos de 15 a 20 personas, aunque alguno no quiere subirse se acaban animando», explica la directora.
Los principales beneficios que se consiguen con el contacto ecuestre es la relajación y estimulación muscular mediante el calor corporal del caballo. También se mejora el equilibrio y la postura gracias a los impulsos rítmicos del animal, que incluso contribuyen a la rehabilitación neuromotora. Los beneficios psicoterapéuticos se consiguen al caminar hacia delante montados en la yegua, lo cual ejerce una influencia positiva en pacientes depresivos o angustiados. La relación de personas mayores con animales mejora la autoestima, la sociabilidad, la superación de episodios de aislamiento y el estímulo pscicomotor al acariciarlos o peinarlos.
La Residencia Amma de Santa Cruz también dispone de un programa parecido en el que un perro adiestrado pasa la tarde con los mayores. Y los resultados se notan.

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