Cáritas Gipuzkoa: la pobreza se cronifica entre las familias monoparentales y los mayores de 50 años

caritasLas secuelas de la crisis económica son aún muy reconocibles en la sociedad guipuzcoana. Así lo constatan las cifras de asistencia social de Cáritas Gipuzkoa, que si en 2008 atendía a unas 16.000 personas en el territorio, en los últimos años ha visto crecer ese número hasta alcanzar las 30.000. Los últimos datos recogidos por la organización eclesiástica, referentes a la memoria del año 2015, indican que durante ese año 27.429 ciudadanos acudieron a la entidad en busca de ayuda.

Desde que se creara en 1966, Cáritas Gipuzkoa ha prestado servicio a miles de personas especialmente vulnerables por su situación económica y familiar. Desde la entidad señalan que tras la crisis algunas de estas situaciones se han cronificado para ciertos colectivos sociales. «Las personas siguen acudiendo a nosotros porque existe un problema de cronificación de situaciones de pobreza», señaló ayer José Ramón Aramendi, director de Cáritas Gipuzkoa. «Esto ocurre en dos sectores especialmente vulnerables que son las familias monoparentales y las personas mayores de cincuenta años», afirmó. Aramendi denunció que los padres y madres que crían solos a sus hijos «lo están pasando muy mal y se encuentran con problemas para alcanzar el salario suficiente como para mantener un hogar». Asimismo, quiso resaltar la precaria situación laboral en la que se encuentran muchas personas mayores de cincuenta años que se quedaron sin empleo con la crisis «y que probablemente nunca recuperen su trabajo. El modelo económico de Gipuzkoa ha cambiado. Ahora se contrata gente joven muy formada y estas personas se han quedado fuera del mercado laboral». Aramendi recordó que «a estas personas les quedan aún varios años para cotizar y poder jubilarse».

Para abordar esta realidad y muchas otras dentro de la acción social, Cáritas Gipuzkoa se ha marcado un nuevo objetivo. «Tenemos que ser cada vez más profesionales, en el mejor sentido de la palabra», indicó José Ramón Aramendi. «Esta es una demanda de la realidad social que nos rodea, ya que los temas a los que nos enfrentamos son cada vez más complejos», aseguró.

Temas como los desahucios o las solicitudes de RGI a los que se enfrentan cada día, exigen, tal y como señala el director, una asistencia más especializada. «Necesitamos técnicos a nivel médico, psicológico, jurídico o económico para poder acompañar a las personas que se encuentran desamparadas en diferentes situaciones», apuntó Aramendi, que reconoció que en muchos casos especialmente graves «la ayuda voluntarista no es suficiente».

Una acción «más eficiente»

Una profesionalización que desde Cáritas Gipuzkoa creen que contribuirá a una asistencia de mayor calidad para las personas que estén atravesando situaciones de vida precarias. «Queremos poder trabajar más y mejor por los más necesitados, hacer que nuestro trabajo sea cada vez más eficiente y humano, para que los más vulnerables se sientan menos excluidos», afirmó.

Entre las miles de personas que acuden a Cáritas se encuentran muchas perceptoras o solicitantes de la Renta de Garantía de Ingresos. Una ayuda puesta en duda por algunas personas por los casos de fraude que han salido a la luz. La entidad guipuzcoana quiso salir en defensa de la RGI, y remarcó que es una cantidad que «ayuda a muchas familias a sobrevivir», y que los casos fraudulentos que se registran son «mínimos». «La situación está controlada. Siempre habrá un porcentaje mínimo de fraude, como puede haber fraude fiscal o laboral. Pero no creo que sea algo que tenga una importancia como para destacarlo», afirmó José Ramón Aramendi.

«Nuestra reflexión es que para muchas familias la RGI es la única opción para poder cubrir sus necesidades básicas», señaló Mabel Cenizo, responsable del departamento de formación y voluntariado de Cáritas Gipuzkoa, quien abogó por «defender esta prestación ya que ayuda a muchas familias a sobrevivir». Cenizo quiso recordar también las consecuencias que la pobreza genera entre los menores, «que también tienen derecho a una vida y a un desarrollo digno de su espacio vital».

Fuente: EL DIARIO VASCO

 

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