Una tercera parte de las agresiones a mayores la cometen sus parejas

maltratoDurante los primeros seis meses de este año ha habido en el Camp de Tarragona 57 casos de malos tratos a personas mayores de 65 años, según fuentes de los Mossos d’Esquadra. Se incluyen tanto las víctimas que han recibido agresiones como aquellas que han sufrido desidia por parte de personas cercanas, según apunta al Diari Mayte Saval, responsable del Grup Regional d’Atenció a la Víctima del Camp de Tarragona (URPAC) de la Policía Autonómica. De estos casos, 39 corresponden a violencia doméstica protagonizada por las personas que están más cerca de la víctima –excepto sus parejas– e incluso cuidadores. Por su parte, 18 fueron víctimas de violencia de género –por parte de sus parejas o exparejas–. Los últimos datos apuntan a un «ligero» descenso respecto a años anteriores.

No hay ningún perfil del maltratador ni de las circunstancias, señala la agente de los Mossos d’Esquadra, quien añade que las víctimas son tanto hombres como mujeres. En violencia doméstica, la mayoría de maltratadores son los hijos, muchos de ellos influidos por el consumo de alcohol o droga, o bien por un trastorno psicológico. «Normalmente es multifactorial, no influye un solo factor», señala Mayte Saval. Y cuando son detenidos se niegan a declarar. Los episodios se dan tanto en los pueblos como en las ciudades.

Los maltratadores muchas veces han sido víctimas de malos tratos cuando eran jóvenes. «El problema es el silencio y la invisibilidad de las víctimas», subraya la agente. ¿Y por qué no lo denuncian las personas mayores? Muchas veces, al igual que en los casos de violencia machista, porque las personas mayores dependen de sus hijos, y no siempre económicamente.

A veces, también se silencia el caso por vergüenza, quizás a no ser creído por el entorno más próximo, a un ingreso involuntario en un centro o incluso por incapacidad al no poderse expresar. Y es que en el entorno familiar suele haber mucho silencio en estos casos, «porque los familiares aseguran que son cosas que pasan en el domicilio». Y es que precisamente los afectados son los que menos denuncian los malos tratos; a veces lo hacen sus vecinos.

Por ello, es importante estar en contacto con los Serveis Socials para que, ante cualquier sospecha, ponerlo en conocimiento de la Policía Autonómica para que pueda comenzar a investigar, señala Saval. Algunas veces, el caso ha venido a través de Fiscalía y ha terminado con un proceso de incapacitación otorgado por el juez.

Los Mossos están en contacto con los servicios de teleasistencia –principalmente Creu Roja– para detectar posibles casos. Para ello se han dado consejos de seguridad a los teleoperadores.

Por desidia o negligencia

A veces no existe un agresión física directa pero sí una desidia o un maltrato por negligencia, por falta de cuidados. Se han llegado a detectar casos de personas mayores atadas en la cama, o a las que no se les cambian los pañales, lo que deriva en una úlcera e incluso infecciones. Otros sencillamente provocan unos malos tratos psicológicos, por ejemplo quitándoles los audífonos o las gafas, o dándoles de comer sólo una vez al día. Los agentes también se han encontrado el caso de una persona mayor que sufrió una sobremedicación y finalmente entró en una residencia de larga estancia.

También se considera maltratador a alguien que amenaza a una persona mayor, rompe muebles o lanza objetos.

Todas la patrullas policiales llevan en los vehículos un formulario para rellenar cuando sospechan de un caso de malos tratos. En el documento se recoge la manifestación de la víctima, su estado de salubridad, etc.

En este tipo de delito también se ha dado el quebrantamiento de medida cautelar. Los jueces otorgan órdenes de alejamiento, que muchas veces son rotas por el hijo. Algunos son multirreincidentes, incluso tienen tres detenciones.

A veces, los malos tratos vienen también a través de los cuidadores de residencia –aunque este año no se ha dado ningún caso en la demarcación– o incluso por parte de personas muy directas que ejercen este papel de cuidador, que sufren estrés por estos cuidados y tienen poca capacidad para afrontar la situación.

Un dato todavía más preocupante es que entre las víctimas están personas de más de 80 años.

También violencia de género

En el primer semestre del año se han dado 18 casos de violencia por parte de la pareja, aunque normalmente los episodios vienen de lejos. La víctima siempre es la mujer, que recibe la agresión por parte de su pareja –sea esposo o expareja–. Algunos de los agresores tienen más de 80 años. Se da en cualquier tipo de estatus social.

Uno de los casos con los que se han encontrado los agentes es el de una mujer discapacitada físicamente a la que su pareja le dejaba sin silla de ruedas. También se dan casos de violencia psicológica, de silencio, «del hombre que pasa de su esposa y la ignora».

En el año 2014, el Consell Executiu de la Generalitat aprobó el Pla de Seguretat per a les Persones Grans con el objetivo de atender las necesidades en seguridad de un colectivo que es más vulnerable. El periodo 2009-2013 presentó una tendencia moderada al alza de los hechos penales sufridos por víctimas mayores de 65 años, mientras que para el resto de colectivos la tendencia era a la baja.

Por seguridad de las persones mayores se tiene que entender, en sentido amplio, proveer a este colectivo las condiciones necesarias para poder llevar a cabo sus actividades cotidianas con dignidad y libres de cualquier ataque o amenaza. El servicio a la ciudadanía pasa por tres ejes fundamentales: fomento de los hábitos de autoprotección, crear y aplicar instrumentos para detectar el riesgo de victimización de las personas grandes y mejorar su seguridad, y crear y actualizar herramientas de trabajo para mejorar la atención.

Sólo se denuncia un 10% de los casos

Las personas mayores están expuestas a sufrir maltrato físico, psíquico, sexual o institucional, especialmente las que tienen alguna discapacidad, pero sólo el diez por ciento de ellas denuncia esa situación porque, de alguna forma, dependen económica o emocionalmente del maltratador. Así se puso de manifiesto durante el trigésimo segundo Curso de Prevención de Malos Tratos a Personas Mayores, que se hizo en València.

El presidente nacional de la Unión Democrática de Pensionistas (UPD), Luis Martín Pindado, destacó que aunque sólo se denuncia un 10 % del maltrato, es la «punta del iceberg» de una situación que puede afectar a unas 200.000 personas en España y que se produce en los propios hogares, residencias, hospitales o incluso por parte de distintas entidades.

Según Pindado, el maltrato al mayor es «muchas veces intangible, porque puede ser psicológico, físico, sexual, por negligencia o químico (cuando se le aumenta la medicación para dejarlo dormido») y, además, empeora si la persona está discapacitada.

Por su parte, Javier Álvarez Souto, coordinador del programa Malos Tratos y Abusos a Personas Mayores de la UDP y director de la empresa Simple Lógica de estudios sociológicos, también denunció la existencia de un «maltrato institucional». Según dijo, en el caso de los maltratos físicos directos, la población mayor afectada puede rondar el 2 ó el 3 %, aunque si se habla de «maltrato institucional, con reducciones de gastos en dependencia que no permiten dar una atención médica o domiciliaria, o su ingreso en una residencia, las cifras son más altas».

El perfil del mayor maltratado es el de una persona de edad muy avanzada, con un nivel cultural medio bajo, un desconocimiento de los recursos asistenciales que existen, que vive en soledad y sufre una dependencia que le hace estar al cuidado de alguien.

Fuente: Diari DE TARRAGONA

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