Súper Paco: el hombre de 80 años que participa en maratones de 100 kilómetros

Super PacoQue la edad es sólo un número queda de manifiesto cuando se conoce a Francisco Contreras. A sus 80 primaveras, este malagueño ha completado una durísima prueba de 101 kilómetros. No es la primera vez que lo hace, pues lleva desde 2005 participando en carreras. Por todo ello, la gente le ha bautizado como Súper Paco, aunque este entrañable personaje asegura que no es un superhéroe.

Francisco es un hombre de campo, al que le hubiera gustado estudiar medicina. Las circunstancias no se lo permitieron pero, a cambio, asegura que devora los libros. Pero leer no es el único de sus hobbies, pues también es un aficionado al deporte. De hecho, cada semana suele correr unos 40 kilómetros. Lo hace por la noche, siempre con un móvil a mano por si ocurre alguna emergencia. Su historia fue recogida en el documental Súper Paco: el corazón de la zancada, de Terral Films.

No para quieto. Por las mañanas trabaja como agricultor en una de sus fincas. Una tarea que le lleva a estar una media de quince horas al día de pie, razón por la que no lleva una vida sedentaria. Eso, junto con su entrenamiento, asegura, hace que pueda soportar sus amadas carreras. La última, la de 101 kilómetros, tardó treinta horas en completarla. Pero eso no importa, pues no se pedía un mínimo de tiempo para completarla.

¿Su truco? Ejercicio constante y una mochila en la que no falten higos, pasas, almendras y su bocadillo de queso con aceite. Por las noches procura no saciarse y no prueba el alcohol desde que una Nochevieja, hace 15 años, se le disparara la tensión arterial a 24 por una copa de champán. ¿Y cuál es su atuendo? Lo cierto es que huye del chándal. Un pantalón vaquero y una camisa de manga larga resulta ideal para él. Eso sin olvidar su sombrero de paja, para combatir con el solano. Aunque, reconoce, eso ha hecho que más de una vez la gente pensara que se había colado en la carrera o que acompañaba a algún atleta.

En cuanto a su salud, es óptima para su edad. Tanto los médicos como su familia le permiten seguir corriendo, aunque nada de forzar la máquina. Eso lo deja atrás, como cuando en 2012 lo dio todo para correr 189 kilómetros en la Cerdanya. Era una prueba controlada, con médicos que le acompañaban y monitorizaban hasta qué punto le afecta el organismo estas competiciones.

¿Y viajar al extranjero? Había existido un movimiento que le animaba a participar algún día en la Maratón de Nueva York. Pero no es algo que el protagonista de esta historia se plantee por ahora, pues en su mapa ha añadido como competición más “lejana” la de Sanlúcar de Barrameda. Pero ofertas no le faltan, pues cada semana le invitan a participar en competiciones solidarias. No puede aceptar todas, claro está.

Lo que sí tiene claro es lo que se debe hacer cuando termina las pruebas: ir al mar, pues asegura que el yodo del agua le ayuda a recuperar los pies. Y, como no podía ser de otro modo, pensar en la siguiente carrera. Dos costumbres que no piensa cambiarlas por nada del mundo.

Fuente: La Vanguardia

Etiquetas